Hace muchos años que no se veía un ambiente tan festivo. La clasificación de Perú al mundial de fútbol, las buenas actuaciones del equipo y, sobre todo, la vuelta de Guerrero ha aumentado el entusiasmo, a niveles casi delirantes.

Este fenómeno nos ha puesto en la vitrina, ha sido nuestra “reinserción” en el fútbol internacional. Los seleccionados vuelven a ser ídolos, marcas y, a veces, hasta dioses.

Gareca ha logrado conformar un equipo sólido (donde los suplentes no desentonan) para empezar, con 3 buenos arqueros, y sobre todo, una actitud serena y de autoconfianza que parece haber reforzado el talento de los jugadores, la mayoría jóvenes.

Seguramente Solano, Palacios, los hermanos Soto, Maldonado, Rivera y otros debieron llegar, pero nacieron en el momento futbolístico equivocado. Parece increíble ver a un equipo con cultura táctica, donde se rota la pelota, se marca, no temblamos en las bolas paradas, no nos expulsan jugadores fácilmente y los jugadores juegan con una tranquilidad - pero no pasividad - notable.

Definitivamente falta poner a Guerrero a punto, que Trauco y Advíncula recuperen su nivel, y otros aspectos más, pero con lo que vemos hasta ahora, si no perdemos el paso, alcanza para soñar con una buena actuación. Ya no viviremos solamente del recuerdo de Cubillas, Cueto, Chumpitaz, Malásquez, Velásquez, Duarte, Navarro y tantos otros que nos dieron momentos de alegría y de gloria.

Y nuevamente se ven jóvenes, adultos, ancianos, y hasta perros con polos, en un ambiente de fiesta. El fútbol, qué duda cabe, nos enajenará por unas cuantas semanas, y nos hará soñar. Enhorabuena.