¿Gana Perú?
La última y repentina convocatoria de la premier Ana Jara a un diálogo para discutir los problemas del país no puede considerarse seriamente. Insultar al vecino y pretender que uno sea invitado a su fiesta de cumpleaños es inútil y estúpido.
No se puede, pues asistir a un diálogo con ministros que responden por papas cuando le preguntan por camotes, u otros que contestan críticas con insultos o ataques, y que se han convertido en expertos luchadores en Twitter, red social convertida por obra y gracia de este individuo en un ring de 140 caracteres.
Nada mejorará mientras el gobierno no cambie de actitud y deje de insultar y atacar a la oposición. Una oposición que -le guste o no- al igual que él, ha sido elegida por el voto popular. Que, desafortunadamente para el país, no haya estado a la altura de las circunstancias es otra cosa.
Sin embargo, todo parece indicar que esta situación persistirá y Ana Jara seguirá al frente del premierato, en una gestión incolora, y desbordada por personas y circunstancias. La sola denuncia por espionaje y los indicios que apuntan en esa dirección deberían haber ocasionado su salida y la de otros ministros, pero vivimos en un mundo al revés.
El gobierno cree que recordando los errores y abusos del pasado se pueden relativizar los que se cometen o podrían estarse cometiendo hoy, y, exhibiendo notable cinismo, pide que todos “bajen el nivel de confrontación”, cuando es el gobiernismo el que ha desatado este incontrolable espiral de violencia verbal, y de él debería partir el primer gesto. Sólo la impericia y la soberbia puede explicar la actitud del régimen. El humalismo es un gobierno sin oposición verdadera, o en el mejor de los casos, voluble, permisiva, y cuestionable. Criticar la corrupción, la mala gestión económica y la inseguridad no puede considerarse un ataque al presidente y al régimen, ni a su esposa., ni tampoco calificarse como "ruido político", ridícula frase que puso en boga Alejandro Toledo para descalificar las denuncias, hasta ahora no aclaradas, contra él y su gobierno.
Y en este contexto, en el caso la denuncia contra la señora Heredia, de cuentas no aclaradas, lo que debe investigarse más que el dinero, son los montos, los recursos de su empleador, y su origen, que según muchos, pudieron provenir de Caracas.
Ahora bien, la tesis según la cual esposo y esposa traten de imponer sus candidatos revelaría no sólo una fisura política, sino también conyugal. El nacionalismo, hasta ahora, por lo menos, no tiene muchos presidenciables, y afirmar que la señora Jara tiene respaldo y que no hay fisuras es, declarativo. Como sucedió con el ex premier Óscar Valdés.
Que la DINI publique una nota de prensa, firmada por el puño y letra de su director, Javier Briceño, desmintiendo las denuncias de espionaje no prueba nada, y además es de una torpeza impresionante. ¿Se imaginan los lectores que el jefe de la CIA, KGB. Scotland Yard o Mossad, publique notas con su firma? Y sus operaciones de OVISE son dignas del Súper agente 86.
Tenemos un gobierno no sólo con pésimos cuadros políticos sino también con una tecnocracia muy limitada, con los resultados que se ven, y de la que sólo se salva el ministro de Educación, Jaime Saavedra, y alguno que otro funcionario.
La derogación de la ley de empleo juvenil debería hacerle entender al gobierno la necesidad de cambiar de estilo, pero para el régimen reconocer sus errores es síntoma de debilidad. Por otro lado, habrá que ver si estos jóvenes pasan de la protesta o la propuesta lúcida, y propician, de derecha a izquierda, una renovación auténtica de edad ,y sobre todo, de pensamiento de nuestra política.
Mientras el presidente ataca a sus adversarios junto con sus ministros, la economía decrece, y el país se parece cada vez más al Chicago de los 30. ¿Gana Perú?