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Un día en la vida de un guardabosque

La labor de Joel incluye realizar recorridos de control y vigilancia, la restauración ecológica, el apoyo en investigación y la organización de actividades comunitarias. Aquí observa una rara especie de rana arlequín, (Antelopus sp.), que está siendo investigada. www.natureandculture.org/es/directorio/un-dia-en-la-vida-de-un-guardabosque/

En el corazón de la naturaleza están los guardabosques, que a menudo pasan desapercibidos, pero cuya labor y compromiso son fundamentales para la conservación de nuestro planeta. Joel Vélez Berrú, guardabosque de la Reserva Natural Maycú, personifica este compromiso.

Joel empezó como guardabosque de la Reserva Natural Maycú a los 21 años. Ahora, con 24, nos comparte detalles sobre cómo organiza y desarrolla su trabajo diario. Su labor incluye la realización de recorridos de control y vigilancia de tres a cuatro kilómetros diarios, la restauración ecológica, el apoyo en investigación y la organización de actividades comunitarias. “Lo que más me gusta es el recorrido de la montaña, porque te da una tranquilidad y con eso te olvidas de lo cotidiano de la vida. Yo me siento contento de cuidar el ecosistema que hay acá.”

La reserva Maycú 

La Reserva Natural Maycú se encuentra al sur de la Amazonía ecuatoriana, en la parroquia Zurmi, cantón Nangaritza, provincia de Zamora Chinchipe. Limita al este con Perú y abarca una extensión aproximada de más de dos mil hectáreas.
Naturaleza y Cultura Internacional (NCI) inició su protección en 2012 como parte de un área de conservación privada, administrada por la Fundación Naturaleza y Cultura Ecuador. Después, la reserva se reconoció, mediante ordenanza, como parte del área de conservación y uso sostenible de la provincia de Zamora Chinchipe. Además, se inscribió como área de conservación en el registro forestal de la Autoridad Ambiental Nacional.  

Maycú, junto con el Parque Nacional Podocarpus, el Área Shuar de Caza, Pesca y Recolección, el Área de Conservación Los Tepuyes, y el Área de Conservación y Uso Sustentable de la Biodiversidad de la provincia, constituyen un bloque megadiverso con un altísimo grado de endemismo que une ecosistemas andinos, amazónicos y de la Cordillera del Cóndor. Esta configuración garantiza la conectividad entre estos ecosistemas, permitiendo la interacción y conservación de su biodiversidad.  

Un día como guardabosque 
Muy temprano por la mañana, Joel inicia su jornada; su rutina se sincroniza con el canto madrugador de las aves. Esta habilidad no se adquiere de la noche a la mañana. Joel explica que se trata de una conexión con la naturaleza que ha tenido desde pequeño, ya que nació y creció muy cerca de Maycú. Los conocimientos adquiridos le han permitido desarrollar una especie de relación con el bosque, el río y su entorno. Es una tarea permanente que combina habilidades de observación, sentires y respeto por la vida silvestre y el ecosistema de la reserva. “Antes de iniciar mi recorrido, planifico mi día. Me equipo con botas, pantalón, camisa, machete y una mochila. En ella llevo comida, GPS y mi celular. Mi alimentación varía, desde arroz y yuca hasta huevos o pollo, y cuando debo machetear, me preparo para pasar días enteros en el bosque”

A lo largo de sus recorridos, Joel ha desarrollado una importante habilidad para identificar especies indicadoras del estado de conservación del bosque. Entre ellas destaca una rara especie de rana arlequín (Atelopus sp.), cuya identidad todavía está siendo estudiada por los científicos. Las ranas arlequín del género Atelopus, están entre los anfibios más amenazados del mundo. Según Joel, la presencia de este sapo es un signo claro de un ecosistema bien conservado. “Me gusta aprender sobre los sapos, las culebras y las aves, como la rana de cristal charapita y el Atelopus. En la quebrada Maycú antes había más sapos; ahora, la minería y sus desechos han afectado su hábitat.”

El guardabosque recorre varios kilómetros a pie diariamente, en su trayecto realiza el mantenimiento de senderos. Verifica que la señalética en cada sector esté en buenas condiciones; de no ser así, reporta los daños y señala los cambios necesarios. Pero, sobre todo, ayuda en el registro de fauna que existe en la reserva. “Mientras hago mis recorridos, me encuentro con culebras; a la Bothrops (Bothrops atrox) siempre me la encuentro. También me topo con mamíferos pequeños como la guatusa, yamala o venados, e incluso veo frecuentemente huellas de oso de anteojos y de jaguar, aunque todavía no los he visto directamente. He visto aves comunes como los mirlos y las tangaras. Esos son los animales que más hay acá”.

Restauración ecológica de la reserva Maycú

En 2016, el equipo de restauración liderado por Carlos Rosales de NCI inició un proceso de recuperación ecológica en la Reserva Natural Maycú, interviniendo 42 hectáreas de pastizales degradados y plantando 52.000 árboles amazónicos.  
Joel menciona que trabajaron con 46 especies: “Sembramos varios árboles de mangle del oriente (Calophyllum sp.), cedro (Cedrela sp.), seike (Cedrelinga catenaeformis), pituca (Clarisia racemosa), bella maría (Vochysia sp.), achotillo (Vismia baccifera), balsa (Ochroma pyramidale), pigue (Piptocoma discolor) y remo (Aspidosperma sp.), son los que recuerdo ahora”. 

Mientras se realiza la limpieza, se identifican arbolitos que no han sido sembrados, a esto se le denomina liberación de plantas de regeneración natural. También se corta el pasto y otros arbustos cercanos para que la planta nativa crezca sin competencia por luz o nutrientes. Joel resalta que en toda fase de restauración no todas las plantas sobreviven, por lo que se debe realizar la reposición de plantas muertas para permitir que el bosque se regenere lo más pronto posible. 

Desafíos 

La mayor amenaza que Joel siente es la minería. “Ese es el desafío más grande, porque corres peligro. Quizás algún día se calme. Desde que soy guardabosque hay minería. He tenido mala suerte yo”. La presión minera sobre la Reserva Natural Maycú es fuerte; día a día aumentan las actividades de personas interesadas en realizar extracción de oro en lo que podrían ser los últimos bosques de ribera que quedan en el río Nangaritza. 

Las rutas que recorre Joel han cambiado desde que la minería ilegal se ha intensificado, ahora le provoca temor salir como solía hacerlo antes. Según el informe de Ecociencia, Nangaritza se intensificó entre los años 2021 y 2022, coincidiendo con el inicio del trabajo de Joel como guardabosque. La minería continúa hasta hoy. Realmente su trabajo es muy inspirador. “Lo más importante es la naturaleza, por ella vivimos. Una vez me encontré con un venado, fue súper lindo. Él me vio y estuvo parado como cuatro minutos, no se iba.”

Al final de la tarde, ya sea que recorrió un sendero, apoyó a los investigadores o lideró las actividades de restauración, cansado, pero con mucha satisfacción, Joel regresa a su casa donde lo espera su familia para compartir las vivencias del día y descansar para al siguiente día volverse a encontrar con los cantos de las aves que parecieran saber que él necesita escucharlas para iniciar bien su día.  

La protección de la Reserva Natural Maycú no sería posible sin el invaluable apoyo de World Land Trust, cuya colaboración ha sido fundamental para conservar esta área vital de biodiversidad. Gracias a su apoyo, héroes como Joel pueden seguir luchando por un futuro en el que la naturaleza y las comunidades vivan en armonía. 

Publicado el 21/06/2024 en https://www.natureandculture.org/es/directorio/un-dia-en-la-vida-de-un-guardabosque/

Más información:
Aida Maldonado
Comunicadora Ecuador
amaldonado@naturalezaycultura.org