Aurelio Ochoa: “No exportamos gas a precios justos”
En el año 2000, se firmó un contrato decisivo de inversión privada en el Perú, fruto de incansables negociaciones y que significó un cambio notable en el país. Un recurso cuya exploración y explotación nos había sido esquivos desde los años 80, por la situación de crisis e inseguridad que nos agobiaba en aquel entonces.
En las últimas campañas presidenciales, varios candidatos y líderes de opinión y especialistas demandaban una revisión y posible renegociación del contrato, y el gobierno de Perú Libre no podía ser la excepción. Un desafortunado mensaje en Twitter del presidente del Consejo de ministros, Guido Bellido, llamó a la empresa a renegociar, bajo amenaza de nacionalización.
Para Aurelio Ochoa, expresidente de Perú Petro y especialista en el tema, piensa que más allá de ese mensaje, la renegociación no debería llamar a alarma, y cree que las negociaciones debidamente planteadas deben abordar, por ejemplo, el tema de las regalías.
Ddlc: El gobierno, en la persona de Guido Bellido, ha planteado un tema de bandera, pero lo ha planteado mal, con amenaza incluida. Se habla desde pugnas internas, influencia boliviana, o también podría estar causado por el afán de ganar puntos en las encuestas, ¿Cuál es su evaluación sobre el aspecto político del asunto?
A.O-A: Como ciudadano puedo manifestar que obviamente las formas utilizadas no han sido las más adecuadas, es decir, amenazas a través de un mensaje de cinco líneas en Twitter. Felizmente, éso ha quedado aclarado con los mensajes del presidente tanto en los Estados Unidos, a través de un mensaje posterior, en el sentido que no habrá expropiaciones en su gobierno. Sin embargo, así hubiese una intención sobre el particular, una iniciativa de esa naturaleza tendría que pasar por el Congreso, donde, al no tener mayoría el Ejecutivo, tal proyecto de ley expropiatorio sería rechazado.
En consecuencia, no habría porqué preocuparse. La revisión del contrato de exportación del Lote 56 ha sido planteada antes. En efecto, muchos olvidan dicha propuesta en la campaña electoral del 2016 por Alfredo Barnechea, y que todos los candidatos presidenciales se plegaron al mismo. Ese año salió elegida la fórmula del señor Kuczynski, pero, como sabemos, en los últimos cinco años no se hizo nada.
En las elecciones del 2021 nuevamente se planteó el mismo tema, donde el candidato ganador lo había contemplado en su plan de gobierno. Pero no solo él, sino, otros candidatos como la señora Fujimori, el señor Lescano, y el señor López Aliaga plantearon la revisión del contrato respecto a la exportación del gas natural. En consecuencia, este anuncio no debiera alarmarnos, pues ya lo habían también planteado los candidatos que encabezaban las encuestas, a lo que se añade que ya había sido anunciado desde el 2016.
Ddlc: Sí claro, pero la cotización del dólar ha subido. Y hay mucha tensión no solo en el empresariado, sino también en los ciudadanos.
A.O.A.: Es cierto que hay preocupación en la ciudadanía y en el empresariado, pero no ha sido solo por este tema de Camisea. Siempre ha habido discrepancias al interior de casi todos los gobiernos, en mayor o menor medida.
La inestabilidad política en nuestro país, no data de hace sesenta días, pues hace cinco años que estamos en esa misma situación. Venimos de tener cuatro presidentes en un año. Ya conocemos la historia reciente.
Ddlc: Pero existen actores políticos que tienen frases muy destempladas, y no contribuyen a debatir el tema con la seriedad que se requiere.
A.O.A.: Efectivamente, existen actores que buscan “llevar agua para su molino”. Pero considero que nos estamos ahogando en un vaso de agua. En el entorno minero y gasífero internacional respecto a Perú, se nos ve de otra forma, con una óptica más objetiva, más realista, con la cual concuerdo. Pocos en el exterior han tomado en cuenta ese mensaje de cinco líneas.
Fueron los mensajes presidenciales en Washington y Lima los que finalmente fueron acogidos por la prensa internacional, en tanto que el mensaje de cinco líneas no fue más allá de ser considerado un acto anecdótico. En el extranjero no se ven temas folclóricos, aldeanos. Quien gobierna en un país, en el Perú o en la China, es el presidente, y eso es lo que interesa. “Donde manda capitán, no manda marinero”.
Ddlc: ¿Usted no observa un pavor, un pánico en empresas de ese sector…?
A.O.A.: No, para nada, después de las declaraciones presidenciales. Estas reacciones de algunos frente a determinadas intemperancias, son temporales. Como no vamos a estar sensibles en el país, si hemos tenido un presidente por seis días y cuatro en un año. Ahora mismo, tenemos un exmandatario a ser extraditado próximamente. Ante eso, es comprensible que haya hipersensibilidad en la opinión pública. Las aguas están movidas, pero desde el exterior se ve con más objetividad, más frialdad. El impacto será efímero, como lo ha sido casi todo lo ocurrido recientemente en el país.
El dólar sube, la bolsa sube y baja, existe volatilidad, pero ese fenómeno ocurre en casi todos los países. Igual en Europa, imagínese las preocupaciones e impacto que ha generado estas últimas semanas con el alejamiento de la canciller Merkel en Alemania. Esa es la situación de nuestra aldea global.
Ddlc: El consorcio lanzó un comunicado acerca de los beneficios del proyecto ¿Cuál es su opinión al respecto?
A.O.A.: Me pareció muy atinado, propio de una empresa seria, que se ha pronunciado como debe ser. Evidentemente ellos deben estar predispuestos a renegociar; recordemos que ya antes hubo otras renegociaciones de estos contratos. Desde la época de los señores Toledo y Kuczynski y García, ha habido modificaciones contractuales, y el Consorcio lo sabe muy bien.
Obviamente, lo que el gobierno tiene que guardar son las formas, no puede haber mensajes con un tono amenazante.
Ddlc: ¿A la luz del tiempo transcurrido, como evalúa la situación?
A.O.A.: Son dos contratos, uno es el del Lote 56 que es para la exportación, y el otro el del Lote 88 que es para el mercado interno. Este último fue firmado el año 2000, y fue positivo, aunque requiere algunas modificaciones, particularmente respecto al aprovisionamiento de gas natural para el desarrollo de la petroquímica en Marcona, en lugar de reinyectar el gas a los yacimientos.
El dilema mayor es con el Lote 56, respecto a la masiva exportación de gas (más de la mitad del total de la producción nacional), y respecto a la valorización “net back” de este recurso energético no renovable, sobre la que se aplica una regalía inconveniente.
Ddlc: ¿Cuánto tiempo pueden demorar esas negociaciones? ¿Qué se puede renegociar?
A.O.A.: Sobre el tiempo que tomarían estas negociaciones, este dependerá de los puntos que se planteen. Conocemos algo del interés del gobierno. Dependerá de lo que planteen los actores que participen.
Una renegociación mucho depende de la buena voluntad de las partes. En ese sentido, los mensajes presidenciales y el comunicado del Consorcio parecen coadyuvar a ello.
Ddlc: ¿Qué puntos se podrían negociar para obtener mejores condiciones?
A.O.A.: Un tema muy importante, y que va tomar más tiempo discutir, es el referido a la exportación del gas natural (valorización y regalías), cuyos efectos permitirían al Estado contar con recursos económicos para la construcción de infraestructura con miras a la ansiada masificación de este recurso energético.
Ddlc: ¿Podría detallar ese aspecto?
A.O.A.: El Perú produce alrededor de 1,500 millones de pies cúbicos diarios, de los cuales exporta más de la mitad de ese volumen (620 millones); consumimos alrededor de 510 millones. La diferencia se reinyecta diariamente a los yacimientos. Una situación como ésa tiene que corregirse. Bienvenida la exportació si tenemos excedentes, podemos exportar, pero a un precio adecuado. Cuando exportamos minerales (cobre, plata, plomo, oro, etc.), los costos de transporte marítimo: embarques, desembarques, seguros, etc; le corresponden al comprador. En el caso del gas natural, nos descuentan todos los gastos incurridos desde la “boca de pozo” en el Lote 56, hasta la regasificación en el punto de destino.
En otras palabras, antes de aplicar la regalía, se descuentan los gastos de transporte terrestre desde Malvinas a Cañete, el procesamiento GNL en la planta de Melchorita (Cañete), el embarque y transporte marítimo hasta Japón, o Corea, u otro destino, y el costo de regasificación en suelo asiático o europeo.
Sobre la diferencia entre el precio de venta o realización del GNL (Gas Natural Licuefactado) y la sumatoria de esos varios gastos (‘net back’), recién se aplica el monto de la regalía (30 o 38 %). Es decir, de lo poco que resta del precio de venta del gas, es que se calcula la regalía efectiva o real.
En otras palabras, no estamos exportando gas a precios razonables, más aún, tratándose de un recurso no renovable, y que debiera tomarse en consideración las necesidades del mismo en los próximos años.
Ddlc: ¿Qué nos puede decir sobre las renegociaciones anteriores?
A.O.A.: La primera vez, fue durante el gobierno de Toledo en que se promovió la modificación contractual y substancial para el lote 56. Originalmente el contrato del lote 88 era exclusivamente para el mercado interno, y se “modificó” el contrato a pedido del Consorcio, estableciéndose que las reservas del 88 garantizaban la exportación del Lote 56, el mismo que demandaba 4.5 TCF para hacer viable el proyecto. En ese sentido, los bancos indicaban al promotor de la exportación que con solo 2.3 TCF de reservas no alcanzaban a cubrir los 18 años de exportación, a un ritmo de 620 millones de pies cúbicos diarios.
De ahí nace el hecho de tomar las garantías de las reservas del 88 para hacer posible la exportación del 56. Eso fue lo que se modificó y ocurrió durante el gobierno de Toledo, concretándose mediante una Adenda. Cuando estuvimos en Perúpetro, el año 2012 lo corregimos, y se dejó sin efecto tal garantía.
El año 2006, en el mercado internacional subía vertiginosamente el petróleo y el gas, representando un problema para la masificación de este último combustible, por lo que el expresidente García instó a buscar alternativas que permitiesen corregir la situación. Se acordó que el precio podría incrementarse un máximo de 5% anual durante 5 años. Después se estabilizó, permitiendo iniciar la masificación.
En el caso del GLP se aplica una tarifa irreal. Debe tomarse en consideración que entre el 75 y 80 % de nuestro consumo proviene de Camisea, y el Consorcio nos obliga a pagar un precio de paridad de importación (PPI). Es decir, como si este combustible fuera traído desde la costa del golfo estadounidense en el Atlántico. Es decir, al precio internacional más toda la logística simulando traerlo desde Texas (marcador Mont Belvieu). La realidad es que importamos solo alrededor del 20 % del GLP.
Ddlc: ¿Cómo es el proceso?
A.O.A.: De los yacimientos de Camisea se extrae el gas natural mezclado con los líquidos o condensados. En la planta de Malvinas (Cusco) se separan ambos. El gas natural (metano con etano) se envía por gasoducto hasta Melchorita (Cañete) para la exportación, y por otro ramal de gasoducto, hasta el City Gate en Lurín (Lima).
Los líquidos o condensados (propano, butano, pentano, hexano, etc.), se van por un poliducto a la planta de separación o fraccionamiento de Pisco. La mezcla del propano y butano, se denomina GLP (gas licuado de petróleo). En esta planta se despacha GLP por vía marítima al Callao, y por vía terrestre hacia Lima u otras localidades.
Ddlc: ¿Qué otros puntos del contrato se pueden mejorar y cómo?
A.O.A.: Otra opción sería ofrecer gradualmente una parte del GNL (gas natural licuefactado) que procesa Pampa Melchorita, para reemplazar paulatinamente el diésel en el transporte pesado, en el de pasajeros, la minería, etc. (previo cambio de motores obviamente, lo cual constituiría una inversión más viable económicamente que el gasto de implica la importación y subsidio del diésel).
El abastecimiento de gas natural para la petroquímica resulta fundamental, a fin de fomentar la industrialización del país. No es posible que a la fecha seis grandes inversionistas intentaran establecerse en el Perú para construir plantas petroquímicas de un valor, cada una de un valor que oscila entre 850 y 2,100 millones de dólares, y cuando solicitaron gas natural al Consorcio, éste les haya negado argumentando indisponibilidad de ese recurso. Sin embargo, como sabemos, reinyectamos diariamente a los yacimientos, entre 300 y 400 millones de pies cúbicos, además de la exportación de 620 millones de pies cúbicos diarios.
Ddlc: Otro de los puntos en permanente cuestión es el referido a la masificación. ¿qué nos puede comentar al respecto?
A.O.A.: Colombia tiene una penetración del gas natural del 72%, Bolivia del 50%. Nosotros no pasamos del 14 % en lo que concierne a conexiones domiciliarias, mientras no se construye la infraestructura necesaria (gasoductos troncales y redes de distribución), la misma que no ha sido ejecutada por los privados.
Corresponde al Estado hacerla viable, o realizarla a través de la participación privada. La renegociación podría contemplar este tema, de lo contrario, seguirá incrementándose el consumo de GLP. Se necesitan troncales de gasoductos, así como redes de distribución. Una alternativa de financiamiento al menos parcial, podría estar en revisar el tema del precio de valorización del gas exportado.