Política y economía: sobreoferta de campaña
En esta campaña, hay, como es tradicional, se han hecho ofertas políticas para todos los gustos, con la finalidad de alcanzar el sillón presidencial. Los candidatos hacen propuestas para captar votos que aumentarán el gasto público de 2021, incrementando el déficit fiscal. Muchas ofertas son las mismas que no dieron resultados cuando se han tratado aplicar. Se olvidan, como decía Adam Smith que “el único presupuesto bueno es el presupuesto equilibrado”.
Ningún candidato es claro ni sustenta sus propuestas con cifras reales, de dónde conseguirán los recursos para cumplir sus promesas políticas de campaña con la finalidad de afrontar la crisis del país, de los diversos agentes económicos, inversionistas privados y/o consumidores.
Estamos en una crisis financiera, condiciones crediticias negativas, desgobierno, carencia de una agenda consensuada de políticas públicas, una endémica corrupción, y una ausencia de acción eficaz de la justicia que genera desconfianza a los inversores. A esto hay que añadirle la inseguridad ciudadana que también compromete a la fuerza policial, y el curso de la pandemia que nos puede hacer más complicada la recesión poscoronavirus.
Hay problemas que no se tratan a profundidad como que la preocupación por el servicio de atención de la salud pública es lo primero por mejorar, que con la pandemia nos ha encontrado desprevenidos. Se requieren ejecutar políticas para generar resultados en el sector Salud, los mismos que hoy son, a todas luces, negativos.
Tampoco se menciona cómo combatir seriamente el narcotráfico. Somos el segundo productor de hoja de coca del mundo y en nuestra economía mueve $ 2000 millones anuales a través de esta actividad ilícita, tenemos a DEVIDA ¿Para qué?, Tampoco se enfrenta la minería ilegal y artesanal que mueve $ 2900 millones al año. El lavado de activos representa $ 6000 millones, entre otros problemas.
Incluso hay candidatos que hablan con desconocimiento de Economía y no saben qué decir para asegurar que se recupere y vuelva a crecer. Se promete “controlar precios o defender precios justos al consumidor”, olvidándose, por ejemplo, de los micro y pequeños productores agrarios, cuyos precios son bajos, con mínimos niveles de rentabilidad, lo cual les resta competitividad, ocasionada por la falta de tecnología y asistencia técnica.
Incluso, algunos de ellos se contradicen cuando plantean bajar impuestos, sin tener presente que, como es sabido, la recaudación tributaria ha caído, producto de la larga e inútil cuarentena del gobierno de Vizcarra.
¿Cómo hacemos para identificar tantas mentiras de campaña? Como cuando se nos dijo que estábamos “ante el milagro peruano” y que nuestro crecimiento sería permanente, pero el 2020 con una economía en desaceleración y recesión PBI (-11.1%), se nos dice que la economía se manejó mal, lo que jamás estuvo proyectado por los gurúes economistas de la tecnocracia del MEF que prometieron las reformas de segunda generación.
Luego de esta sobreoferta, afirman, con descaro, que no se puede ejecutar lo prometido porque se generaría incremento del déficit fiscal, desaceleración y estancamiento económico o recesión, caída del PBI, y que los electores esperen los electores a que todo mejore el 2026.
No se propone por consenso político un Plan Estratégico de Desarrollo Nacional que contenga programas y proyectos, con objetivos y metas que tengan gastos racionales eficientemente redistribuidos con políticas, estrategias y acciones para promover un crecimiento sostenido del PBI que no sea inferior al 4.5% anual. Este plan debe dar prioridad a implantar una economía social de mercado, al crecimiento descentralizado de nuestra economía para el mediano y largo plazo, atacando los problemas estructurales como la falta de empleo de calidad, la eliminación de la extrema pobreza y la mejora de la productividad, distribuyendo equitativamente el gasto público, eliminando los gastos superfluos e improductivos del Estado, y en vez de esto, honrara con la deuda social a los jubilados de la ONP.
Es necesario recomendar a los técnicos que asesoran a los candidatos honestidad en sus propuestas, y que no olviden que lo que debe primar es lo técnico, porque no se trata de engañar a una población deseosa de bienestar. Se debe tener un Estado pequeño que cumpla con sus obligaciones constitucionales básicas.
Otro tema es los Organismos Reguladores que no cumplen con su función y están limitados en su accionar Ositran, Osinergmin, Sunass, Osiptel, (el precio de los servicios telefónicos sube. Los servicios de luz y agua también, nadie sabe por qué. Evaluar los casos de las AFP´s e INDECODI.
Finalmente hay un candidato que ha declarado, de forma irresponsable, que el sistema financiero de cajas y el de financieras están en mala situación.
Una interpretación de esa teoría concluye que quienes hablan negativamente de la situación económica o donde no se aplica una política económica coherente de mediano y largo plazo como es el caso peruano, crean expectativas de desconfianza que la empeoran. Por lo tanto, es necesario que los políticos en campaña, comunicadores y líderes de opinión, sin crear una falsa sensación de bienestar, no pequen de tremendistas, si quieren cooperar a que mejore.
La tecnocracia no debería perder la oportunidad de ayudar a cambiar al país, en vez de concentrarse únicamente en mantener o mejorar su posición social en cargos de confianza, claro del Estado. Pero estamos hablando en borrador. .
Economista