< Detras de la cortina

¿Es esto lo que buscaban los reformadores?

El alto número de candidatos para las elecciones municipales de la ciudad de Lima es una muestra del fracaso de quienes han venido impulsando sucesivas reformas al sistema electoral durante este siglo. Los partidos se han debilitado y los caudillismos han proliferado como resultado de todos los cambios producidos a nuestra legislación electoral.

A nivel nacional, es Alianza por el Progreso el partido que mayor presencia tiene. Pero ahí no hay una solidez doctrinaria ni un liderazgo carismático. Es el poder del dinero que les permite tener una presencia en casi todo el territorio. Inmediatamente después aparece Acción Popular, que se ha revitalizado después de la campaña de Alfredo Barnechea.

Cada vez es más evidente que hay que fortalecer a los partidos y desincentivar la existencia de los llamados “movimientos independientes” y de las franquicias electorales. Ha sido escandaloso ver que en Lima hay personajes que se lanzan a la alcaldía para después buscar el grupo, con los registros necesarios, que los cobije. Es público, en todos esos casos, que no había filiación partidaria ni proceso de elección legítimo. Hoy las instancias electorales vienen señalando algunos de estos casos. Pero a pesar de ello, hay varios candidatos que están superando los filtros de las formalidades.

Las elecciones han terminado por ser un festival de vanidades. Personajes que van saltando de un partido a otro para postular, dispuestos a inversiones importantes durante la campaña, pero cuyo origen nunca explican. Sin planes, equipos ni partidos solo generan relaciones clientelares de quienes esperan alcanzar un puesto o un negocio luego de la elección. ¿Es esto lo que se propusieron quienes han impulsado todas las reformas electorales de los últimos años?

Es momento de hacer un cambio. A la luz de lo que será la presente experiencia, y de cómo la jurisdicción electoral pondrá orden y no cederá a las presiones políticas ni mediáticas, podemos encontrar algunas soluciones. Hay que evitar a aquellos que solo piensan sacarle la vuelta a la ley. En las elecciones generales pasadas hubo quien renunció a participar acusando a las instancias electorales de un fraude, y hoy vuelve a postular sin dudar de quienes llevan adelante las elecciones. Ese candidato es un fraude. Y a él, como a los otros que ambicionan un cargo público con sueldo pequeño, pero con un gran presupuesto por ejecutar, y a los que se han subido a la primera combi electoral, hay que tenerlos señalados antes de que sea demasiado tarde. Estamos advertidos.

 

*Abogado y analista político

Publicado en "El Montonero" el 26/6/!8

Reproducido con la autorización del autor