< Detras de la cortina

Seguimos de cajeros ¿Y el Sistema de Planeamiento?

Al parecer, el equipo económico actual que, es el mismo de los últimos gobiernos, para elaborar importantes modificaciones en el Estado, respecto a mejorar las inversiones, no desea utilizar al sistema de planeamiento nacional que se encuentra a cargo del Centro Nacional de Planeamiento Estratégico, CEPLAN creado el 2008. Se le sigue teniendo como estampa en nuestro Estado. Tampoco le da importancia el sector privado y los 1870 gobiernos subnacionales del país ( 1870, entre locales y regionales ).  

En el Decreto Legislativo N°1252 que crea el Sistema Nacional de Programación Multianual y de Gestión de Inversiones y que deroga la Ley N°27293, Ley del Sistema Nacional de Inversión Pública (SNIP), esta institución no figura y no aporta al quehacer de las políticas públicas, no orienta desde el presente para construir el futuro deseado.

Al CEPLAN no se le tiene en cuenta para nada cuando es sabido que debe ser el ente conductor del Sistema Nacional de Inversión Pública, y no el MEF que con todos los poderes que se le otorgan, no logra sus objetivos, y es incapaz de generar un crecimiento real sostenido,o cerrar las brechas pequeñas y medianas en el largo plazo. 

Los principales integrantes del equipo económico actual se hacen de la vista gorda e ignoran al planeamiento estratégico que es la etapa uno de los procesos organizacionales y básico para todo tipo de instituciones públicas.

El BCRP y el MEF se niegan a darle importancia al CEPLAN, y claro, acá tiene mucho que ver el ex Ministro de Economía y hoy Presidente del Consejo de Ministros, por tanto seguiremos sin tener un Plan Nacional de Desarrollo efectivo que incluya a las regiones y municipios. Las brechas que marcan las necesidades en salud, educación, transporte, seguridad son muchas, por lo que establecer prioridades con criterios claros es una acción importante y necesaria. 

Para este fin, es fundamental realizar una reestructuración racional e inmediata en el Estado, y en el CEPLAN, tal como se prometió en la campaña electoral, para darle el lugar que le corresponde a cada institución, asignándole las verdaderas funciones para lo cual fueron creadas, conducir su presupuesto público, la programación de la inversión pública y la promoción de la inversión privada, el fortalecimiento de los gobiernos regionales y locales, la reforma del Estado y de los organismos internacionales.

En dicho contexto, necesitamos un CEPLAN orientado a generar resultados positivos en las regiones y gobiernos locales y en los sectores sociales, que coadyuve a generar políticas y estrategias serias, y no solo formular documentos que pocos leen y aplican. El Gobierno comete un gran error en no darle importancia al CEPLAN y soslayar una necesaria reforma de la estructura del Poder Ejecutivo.

Proponemos dentro del Ministerio de la Producción un Vice Ministerio de Planeamiento Estratégico (CEPLAN y Economía) que, planifique y monitoree al Sistema Nacional de Programación Multianual, y un Ministerio de Hacienda que gestione los recursos públicos a través de un Estado que debe tratar de modernizarse al servicio de la ciudadanía y los contribuyentes, generando condiciones de estabilidad y claridad en una economía realmente integrada internacionalmente, que promueva un crecimiento sustentable e inclusivo, no solo como exportador de materias primas que dependen exclusivamente del precio externo, sino que incorpore valor agregado. 

No cometamos errores como en el Directorio del Banco Central de Reserva que, en el artículo 11° de su Ley Orgánica establece que los Directores deben tener reconocida competencia y experiencia en economía y finanzas. No representando a entidad o interés particular alguno, y justamente se ha nombrado a dos políticos que no conocen de economía y finanzas.

En la época de Ronald Reagan se consideró que la intervención gubernamental traba la iniciativa privada y que los impuestos desalientan el trabajo, la acumulación de capital y el crecimiento.

Según la Curva de Laffer, el aumento de la tasa impositiva puede bajar la actividad económica, y termina disminuyendo la recaudación fiscal. La consolidación fiscal debe depender de un aumento de los impuestos más que de la reducción del gasto público; la política fiscal restrictiva debilita el crecimiento; la consolidación fiscal debe provenir del crecimiento de los impuestos más que de una reducción del gasto público.

De lo que debemos estar preocupados no es, nuevamente, de la Caja Fiscal sino por el contrario, de la Inversión y el crecimiento económico del 4.5% o más, y que sea sostenible. El equipo económico debe estar preocupado en dar a conocer cuál será su estrategia para recuperar el dinamismo de la inversión privada ahora que la bonanza de los commodities ha llegado a su fin.

 

(*) German Lench Cáceres. Economista