Inocencia interrumpida: El drama del trabajo infantil y adolescente en el Perú
Recientemente, conmemoramos el Día Mundial contra el Trabajo Infantil (12 de junio), realidad que, en el Perú sigue siendo dramática y preocupante, aun cuando se aprecia una reducción en su incidencia, según cifras del Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (entre el 2012 y el 2015 más de 323 000 niños, niñas y adolescentes de 5 a 17 años dejaron de realizar actividades económicas, lo que representa una disminución de 4,6 puntos porcentuales). Este resultado es relevante, pues al 2011, el Instituto Nacional de Estadística e Informática daba cuenta de 1,65 millones de niños, niñas y adolescentes trabajando en nuestro país.
Basta con caminar o conducir en Lima, para darse cuenta de lo extenso del trabajo infantil en las calles, en muchos casos estacional o cuando se acercan festividades importantes como Navidad y Año Nuevo.
La Defensoría del Pueblo nos recuerda regularmente que, "los niños, niñas y adolescentes no deberían trabajar, ya que perjudica sus estudios y afecta su crecimiento, lo que finalmente repercute en su falta de competitividad en su vida adulta".
"El trabajo infantil, a nivel mundial, constituye una preocupación al más alto nivel. En ese sentido, el Papa Francisco, en el marco de esta fecha, ha hecho un llamado a la sociedad en general —incluyendo al Estado— para que atienda directamente las causas que originan este flagelo, a fin de evitar situaciones de explotación infantil. Por su parte, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) este año quiere llamar la atención sobre el vínculo que existe entre el trabajo infantil y las cadenas de suministro de las empresas, a raíz de las denuncias realizadas por la organización “Amnistía Internacional” que, informó en enero de este año que, en la República Democrática del Congo utilizan a niños para explotarlos en las minas de cobalto, que son un insumo esencial para la elaboración de las baterías de los teléfonos móviles. Al respecto, se ha invocado a grandes multinacionales como Apple, Samsung y Sony para que tengan cuidado en verificar que sus proveedores no recurran al trabajo infantil".
No obstante, todavía quedan muchas cosas pendientes por realizar, "como es el aumento de la edad mínima de acceso al empleo de 14 a 15 años, la actualización del listado de trabajos peligrosos para adolescentes, la creación de un delito que sancione la explotación laboral infantil, la implementación de la Estrategia para la Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil (Enpeti 2012-2021), entre otros".
Los resultados del MTPE son alentadores y constituyen un incentivo para seguir trabajando tanto desde el sector público como privado. Es más, un trabajo conjunto, del tipo asociación pública privada podría incrementar el impacto positivo de los programas, como la campaña de CARE PERÚ Niñas con oportunidades. Según CARE PERÚ:
v Sólo el 47% de las estudiantes niñas y adolescentes concluyen la secundaria en edad oportuna, en las zonas rurales del Perú.
v En adolescentes que no culminan la secundaria, la maternidad no planificada es 4 veces mayor que en aquellas que sí lo logran.
Esta organización internacional considera que, las mujeres son el principal catalizador de cambio, pues las mujeres en situación de pobreza invierten el 90% de sus ingresos en el hogar. Además, cuando una niña de escasos recursos se empodera, su éxito beneficia a todo su entorno. Es más, cuándo 10% más de las niñas son educadas, el PBI de un país aumenta 3%.
Por todas estas razones, una preocupación especial por las niñas y adolescentes mujeres debería tenerse en cuenta en las intervenciones públicas privadas como las que se propone aquí aumentar.
(*) Fuentes:
http://www.defensoria.gob.pe/blog/el-trabajo-infantil-en-el-peru-avances-y-desafios/ (Carlos Villarroel Quinde - Adjuntía para la niñez y adolescencia)
http://www.care.org.pe/proyectos/ninas/