¿Y la reforma política?
El gobierno ha anunciado por todo lo alto una serie de acciones destinadas a revertir la situación de postración económica y el incontrolable aumento de la inseguridad ciudadana que nos dejó el nefasto gobierno humalista. De hecho, el peor desde la caída del fujimorismo.
Así, hemos visto desfilar a ministros y autoridades, anunciando planes y medidas. Pero todo esto debe pasar por la aprobación de facultades legislativas, y que contemplan algunas acciones como la reducción del IGV, u otras, y ya se realizado otra la purga en la Policía Nacional, una socorrida medida ejecutada por varios gobiernos, y que según constatamos, no ha rendido ningún fruto. Y además se habla ligeramente de la existencia de un “Escuadrón de la muerte” conformado por 90 oficiales dedicados a matar para ascender, con lo cual lo que se dice a la comunidad internacional es que en el país opera, u operaba, un comando parapolicial, con la anuencia de una autoridad política. Ni más ni menos.
Sin embargo, de reformas políticas no se dice – ni desde el gobierno ni desde el Congreso- una palabra, pese a que para un importante sector de analistas políticos, congresistas y no pocos representantes de organizaciones sociales, son dos las reformas que deberían discutirse desde un primer momento: la reforma electoral y la reforma política.
En cuanto a la reforma electoral, ya se cuenta con varios proyectos de ley, pero es poca la información disponible sobre las características que debería tener una reforma política.
¿Conviene seguir insistiendo en el actual modelo de descentralización? ¿El sistema semi presidencial, un régimen híbrido, es el más apropiado para el Perú o es ya hora de definirnos por un sistema presidencial o uno parlamentario? ¿Conviene reducir el periodo presidencial de cinco a cuatro años, como proponen los analistas políticos Mario Saldaña y Aldo Mariátegui?
Otro punto importante es mejorar los filtros constitucionales y legales para ser candidato presidencial, a congresista, gobernador regional, a alcalde y regidores. Esto no significa limitar la participación democrática o vulnerar el derecho a ser elegido, sino más bien, mejorar la calidad de quienes nos podrían representar por varios años.
Desde esta “Cortina” consideramos que ambas reformas deben ser discutidas amplia y simultáneamente, pero parece que el actual gobierno piensa que solo la Economía podría llevarnos a una exitosa celebración del Bicentenario. O que basta la Economía para encarrilar nuestro sufrido sistema político, olvidándose que los presidentes que tenemos son los candidatos que creamos.