< Detras de la cortina

Visita a la Basílica de la Santa Sangre (Brujas - Bélgica), y de paso por Holanda

Esta peregrinación empezó de forma especial (como posiblemente empiezan todas) luego de obtener información sobre esta basílica y su reliquia a partir de un folleto coleccionable prestado sobre los enigmas de la humanidad, en febrero de este año. En éste se hace una relación y ubicación de la mayoría de “Reliquias Santas”, consideradas así por el cristianismo por proceder o estar directamente vinculadas con Jesús, el hombre que (creencias o no) ha logrado dividir en un antes y después la historia del hombre.

Teníamos ya para entonces programado un viaje a Holanda por diversos motivos, pero luego de obtener esa información entendimos rápidamente cuál era el motivo principal, empezando a tener un carácter de peregrinación. Sin dejar de lado los otros motivos  también importantes.

Cruzar el charco (Océano Atlántico) es siempre un suceso y un gran esfuerzo, desde las más de 12 horas de vuelo, trámites y demás.  Pero estoy seguro que siempre trae sus gratificaciones cualquiera que sea la dirección de la travesía.

En mayo, ya en el aeropuerto de Schipol (Amsterdam), antes de empezar a observar sus detalles y arquitectura, pudimos notar rápidamente cómo el altímetro del avión (que se ve en el display de los monitores) nos confirma que estamos más de un metro debajo del nivel del mar.

Por tierra la ruta la realizamos en tren desde Rotterdam hasta Brujas, pasando por Amberes (Antwerpen) ciudad que merece por supuesto una visita especial y no rápida como la que hicimos, para disfrutar mucho de sus chocolates y observar su inmenso mercado de joyas y brillantes. Una hora y media más a partir de allí, el tren (previo cambio) nos deja en la estación de Brujas. Desde aquí se puede observar por las torres de las iglesias y edificios que es una ciudad mediana. Luego de revisar el mapa decidimos dirigirnos al centro y al hotel caminando, disfrutando de sus calles, parques, construcciones y casas antiguas, luego el canal, los puentes con sus botes con turistas.

En el centro se ve y se toma más conciencia de lo cosmopolita y turística de esta ciudad. Muchas casas de chocolates artesanales, boutiques con souvenirs y de las cosas más variadas (que los turistas buscan), restaurantes, cervecerías, casas de música y arte, la sala de conciertos o Concertgebouw, las plazas. En ese trayecto encontramos nuestro destino: la la plaza de Burg y frente a la Basílica de la Santa Sangre. Es decir, nuestro error inicial por estas antiguas calles y pasajes culminó de forma inesperada con el final.

Frente al pórtico de la basílica (que es pequeño, bonito y sencillo) tomamos una foto unos instantes antes de acercarnos. De hecho está como en un rincón, no expuesto, como debe ser. Ya cerca al portón principal confirmamos que era la hora de visita (que es hasta las 17 horas). Esperamos unos minutos más, seguimos nuestro camino y fuimos a buscar el hotel.

Al día siguiente, luego del descanso y un desayuno agradable con vista frente al canal, nos encaminamos a la basílica. El pórtico estaba ya abierto, ingresamos. Ahí nos informaron que no se paga derecho de ingreso.

La Basílica de la Santa Sangre es una construcción pequeña, algo más grande que una capilla. Consta de dos plantas o pisos. En el primer piso está la capilla de San Basilio, de estilo romano, antiguo, con poca luz, donde resalta una estatua impresionante de la Piedad.

En la segunda planta se encuentra la Basílica de la Santa Sangre, de tipo gótico, resaltan sus vidrierías y pinturas. Todo bonito, sencillo, y también sobrecogedor. Al lado derecho se encuentra el altar de plata donde detrás se guarda la reliquia Santa.

Para poder ver a la Reliquia hay que esperar varias horas, y finalmente observarla durante 15 o 20 minutos. A la hora indicada dos sacerdotes ingresan con un maletín especial, se acercan al lugar de exposición y luego de mostrar la Reliquia directamente por unos instantes con las reverencias respectivas proceden con sumo cuidado a depositarla en una urna de cristal grueso para que luego los visitantes y fieles se acerquen y tengamos un contacto más cercano y podamos apreciarla y adorarla (algunos). Se puede tomar unos instantes para una oración.

La Reliquia está dentro de un cristal antiguo, con los extremos sellados. No es polvo, no es líquido, es Sangre clara (poca, ya no quedaba mucha) y algunos otros tejidos. Obviamente sin signos de corrupción. Cabe resaltar que los detalles quedan para cuando los que tengan la oportunidad especial, los analicen de forma muy personal.

Luego, de este encuentro, si se desea hay suficientes sillas y tiempo para meditar y orar.

La pregunta obvia de si es realmente lo que se busca, no tiene respuesta generalmente en este altar. Pienso que se obtiene o mucho antes de este encuentro o quizás después.

Que es un lugar especial, con un “aura” e inspirador, lo confirman aparte de la presencia respetuosa y en silencio de los creyentes, también los que posiblemente por su origen étnico o geográfico no lo son, pero que acuden.

Sanguis Christi: Visita a Basílica de la Santa Sangre en Brugge, Bélgica, 2012

Video Institucional: http://www.youtube.com/watch?v=nkgMTioR6ZE

 

*Médico Radiólogo, USMP