Por una diplomacia eficaz e independiente
En este mundo globalizado, a pesar que las fronteras físicas casi no existen, y han sido casi borradas por la tecnología y la telecomunicación, la diplomacia cumple un papel importante en la vida de los países. A partir de intereses comunes, busca establecer vínculos comerciales, culturales y políticos con sus vecinos, considerando su historia, necesidades y ubicación geopolítica.
Alguien dijo que los diplomáticos hacen algo bueno por su nación cuando mienten en otro país. Malediscencias aparte, los funcionarios de una embajada cumplen con la delicada misión de mantener la armonía con otros estados. Porque si fallan ellos probablemente hablen las armas.
En el caso del Perú, al igual que otras naciones, los requerimientos de una diplomacia exterior eficiente pasan por generar intereses con otros estados, porque las amistades se hacen sobre afinidades. Si las personas desarrollamos nuestras relaciones a partir de esas bases, los estados también.
Nuestra cancillería a lo largo de su historia no ha estado libre de críticas, con temas casi siempre recurrentes: el porcentaje de embajadores políticos, las agregadurías, los pases de los embajadores a retiro, o la conveniencia o no de acercamientos o alejamientos con tal o cual país.
La evaluación que se puede hacer hasta el momento de la política exterior del régimen es positiva, porque se parte de un tema de campaña, y hasta ahora por lo menos, se puede constatar la premisa que la amistad no significa seguir a pie juntillas tal o cual modelo, caso que se aplica al gobierno venezolano. Porque a los ciudadanos no nos interesa si los presidentes son amigos o no, sino que La Paz-Lima- Quito-Caracas sean sólo destinos de un circuito turístico.
Si el gobierno a través de sus voceros técnicos y políticos decide normalizar las relaciones con ese país, es correcto, aún cuando nos cuestionemos si PDVSA es el mejor socio para algo tan impredecible como la exploración petrolera. Lo mismo se puede decir de los anunciados tratos con Petroecuador. Los presidentes de Perú Petro y Petro Perú, Aurelio Ochoa y Humberto Campodónico, han señalado que buscan alianzas con empresas técnicas de buenos gobiernos corporativos. ¿Cumplen ambas esos requisitos? ¿Es PDVSA una isla de eficiencia dentro del Estado venezolano? Si esto no es así, que quede como lo señaló el primer ministro Óscar Valdés, "verde".
Los lazos reforzados con Ecuador son un aspecto destacable de nuestra política exterior. Integración que no pasa por afinidades políticas, sino por criterios prácticos y la búsqueda de un bien común. Eso, antes de pretender buscar una integración económica, más lejana que nunca. Esa debería ser la norma. E igual de importante es consolidar la relación con nuestros vecinos.
Otro aspecto positivo del gobierno en relaciones internacionales ha sido la realización de giras y rondas comerciales con Estados Unidos, cuya relación no debe estar basada únicamente en el tema de narcotráfico, con países con vínculos históricos como España, y faltaría estrechar contactos con economías emergentes como China, India,Singapur, no para copiar sus políticas, sino para adaptar algunas experiencias exitosas -como educación, innovación y desarrollo tecnológico - a nuestra compleja realidad, y también con algunos del Medio Oriente con economías en desarrollo, como Emiratos Árabes Unidos.
De otro lado, los TLC firmados por el Perú cumplen un papel importante en la búsqueda de nuestro desarrollo, que deberá ser reforzado por la labor de varios ministerios, incluido Torre Tagle. Y por supuesto, velar por la protección de nuestros compatriotas en el exterior.
En lo que se refiere a los embajadores políticos, las observaciones siempre han existido. Los gobiernos de turno eligen personas de su entera confianza para embajadas claves. En los últimos 20 años el ex presidente Alberto Fujimori designó a su cuñado Víctor Aritomi como embajador en Tokio, Alejandro Toledo nombró a Fernado Olivera, su ex rival y posterior socio como representante en Madrid, y ahora el régimen humalista premia a cuestionados ex ministros con embajadas, algo que nos puede parecer discutible, pero que es común en este sector.
También se menciona -casi siempre- la cantidad y la calidad de nuestras agregadurías por considerar que aumentan los gastos y cuyos beneficios muchas veces no son visibles. La anunciada evaluación de las sedes y funcionarios, mencionada por nuestro entrevistado,el ex canciller José Antonio García Belaúnde, deberá constituirse en un ejercicio periódico.
El último gran tema de discusión es el reciente pase de muchos diplomáticos al retiro, aunque no es la primera vez que esto ocurre, y el tiempo dirá si la medida fue correcta o no.
Quizá una de los aspectos que debería incidir nuestra cancillería es la difusión de sus acciones, a fin que la prensa y la opinión pública podamos estar bien informados y tener una percepción más cercana de su acción.
Mientras tanto, - y la bancada y los ex asesores oficialistas se lanzan cuchillos - estaremos pendientes.