< Detras de la cortina

El Alto y La Paz

En la Plaza Mayor, de tamaño mediano, con un mantenimiento adecuado resaltan la Catedral y las sedes de gobierno local y del país.

Destino subvalorado, la ciudad de la Paz, el Alto y Bolivia misma. Sin embargo, sus cualidades y peculiaridades hacen rápidamente ver este concepto errado a quienes las visitamos por primera vez.

Igual que sus antepasados, estas ciudades se han ido adaptando y dominando el entorno y ahora están allí posicionadas y creciendo en las alturas, sobreponiéndose probablemente al trabajo deficiente común a la mayoría de nuestros políticos y autoridades de Latinoamérica.

Si uno llega de día ya desde el avión, logra ver y comprender el concepto de Altiplano. Una mesa enorme, una meseta elevada hacia el cielo, y que no es nada pequeña. En la ruta desde Lima esto se percibe desde el lago Titicaca, siempre imponente.

Llegar al alto implica si o si sentir palpitar el corazón. Arribar y estar sobre los 4000 msnm obliga a esto y nos predispone a las emociones. La ciudad es el fragmento elevado de lo que ahora es una zona bipartita con la porción baja que es la Paz, separadas con un desnivel natural de casi 500 mts. Antes eran dos. Ahora solo las separa esa grada de la naturaleza.

Ir descendiendo gradualmente nos trae un poco más de estabilidad o menos sensación de altura. Se puede ir entrando a La Paz. La ciudad te va demostrando que no es pequeña, caótica y tampoco no tiene nada de pueblo (como muchas veces nos la describen). Se tiene una idea inicial de la parte antigua de la ciudad muy parecida a muchas de nuestra región con las patrones y urbanismo español, y otras pinceladas europeas. 

En la Plaza Mayor, de tamaño mediano, con un mantenimiento adecuado donde resaltan la Catedral y las sedes de gobierno local y del país, estas dos últimas con mejor mantenimiento y cuidado. Un poco de iluminación dedicada de noche vendría muy bien. El paseo a pie es agradable en todo este centro histórico. No hay saturación de comercio, y uno puede ir viendo que el proceso de hacer la ciudad ha llevado a tener caminos con inclinación sorprendente, aparentemente no carrozable, pero por allí pasan los vehículos y conductores día a día. Amanecer en La Paz presenta sus colores inolvidables.

Los atractivos como iglesias, museos, y paseos de ciudad están todos cercados por el Teleférico. Al margen de los cuestionamientos a su origen y costos que ocasiona, el transporte ya está y significa un elemento protagónico. Su diseño y construcción son muy buenos. Representa una solución de transporte y de realce turístico. El recorrido turístico permite por segmentos, ir en medio de avenidas tradicionales y centrales, prácticamente visitar salas, comedores y casas de las zonas más periféricas, y desde la porción que pasa al borde de El Alto permite una vista sin igual de La Paz y su entorno. Montañas, valles y volcanes.

La porción moderna de la ciudad va hacia las zonas más bajas donde se puede ver por las construcciones y urbanismo que el eje residencial y económico lo ocupan. Residencias y edificios que no tiene nada que envidiar nada en nuestra región.

El boliviano, el paceño es para nosotros los latinos un hermano. Muy presto y amable. Probablemente por la ubicación geográfica del país los hace tener algo de todos los pobladores de países vecinos. Ama lo suyo, sus tradiciones, a su gente. Por supuesto existen diferencias entre la población, pero se exacerba por fines determinados.

Lo que pudimos disfrutar de la culinaria tradicional es agradable. No es tan fácil encontrarla en los restaurantes, siendo lo más común la comida “al paso”. Resaltan los guisos, sopas y por supuesto las salteñas, aptas para cualquier hora. Tuvimos la suerte de poder también conocer algo más en los desayunos del hotel donde nos alojamos.

Lo que los turistas podemos ver de la economía es que está funcionando. El intercambio se da. La microeconomía reina. Quizás el manejo algo más técnico de este rubro podría mejorar las cosas, como en todos nuestros países de Sudamérica.

La Paz no es Bolivia, es solo una de las puertas a un país grande, vasto con muchas maravillas como Uyuni (por mencionar), historia y costumbres, pero es paso obligado y bonito para conocer y entender a un país con gente que está haciendo día a día su futuro, al margen de su convulsa política.

*Médico Radiólogo

USMP