< Detras de la cortina

Pedro Yaranga: “Estamos dejando todo el peso de la lucha antiterrorista al aspecto represivo”

Mientras que el presidente se niega a declarar ante la Comisión Lava Jato, un enemigo que nos ha declarado la guerra, sigue atacándonos sin que ni el Estado ni los ciudadanos reaccionemos con eficiencia y prontitud.

El periodista Pedro Yaranga, recuerda lo que vivimos años atrás, analiza lo que ocurre hoy, y sobre todo, lo que podemos experimentar en el futuro.

Ddlc: En las últimas semanas, nos encontramos en una suerte de alerta extrema o paranoia porque algunos cabecillas terroristas salen libres luego de cumplir sus condenas. ¿Estamos exagerando, o hemos tomado las providencias del caso?

PY: Son 37 años de guerra, en este tiempo Sendero lo que ha hecho es simplemente cambiar de modalidad, de tácticas y estrategias. Antes empleaban las armas, ahora usan el trabajo político-ideológico, pero hay que considerar que poseen un grupo de remanentes en la cuenca del VRAEM, y ellos siguen haciendo emboscadas, como lo hacían antes, o mejor, porque tienen muchos años de experiencia.

Ahora, en los últimos años, como es sabido, las penas se han reducido, y aprovechan de esos errores del gobierno, y por ejemplo, van ganando en el aspecto legal, puesto que varios procesos han pasado a fojas cero, y los de cadena perpetua se han convertido en condena reducida. Varios miembros del Comité Central cumplen ahora penas de 25 años, y concluidas, simplemente salen libres, como en el caso de Martha Huatay, quien por un descuido de la justicia, fue liberada, porque al haber sido integrante de Socorro Popular, debió incluírsele en el Caso Tarata.

Ddlc: ¿En su opinión, el marco legal vigente hasta el año 2000 debió cambiarse?

P.Y: Es normal que la política siempre afecte estos procesos, y se busca respetar acuerdos internacionales. En este gobierno, sin embargo, se ha modificado la ley de Apología del Terrorismo, que castiga a aquellos que salen a protestar y ensalzan a los terroristas.Ahora los que lo hacen se cuidan, y están al borde de la navaja.  

Ddlc: ¿Cuál es su opinión sobre su caso?

P.Y: Bueno, fue apresada mayor a los 50 años, ahora bordea los 75. Su actividad terrorista le ha pasado la factura. Por informaciones extraoficiales se sabe que presenta algunos problemas de salud. De ahí que ella pueda regresar, lo puede hacer, porque tiene mucha experiencia. Los otros son ejecutores o mandos medios, e intermedios.

Ddlc. Ella tiene la palabra, que es un arma muy fuerte, y puede volver. ¿Existe la remota posibilidad que haya atemperado sus convicciones?

P.Y: Eso es imposible para ellos. En 1980, Guzmán declaró la guerra al Estado peruano, y en aquella ocasión afirmó que se trataba de una guerra prolongada. Por lo tanto, para todos los integrantes de Sendero Luminoso tampoco, y por esta razón, no se arrepienten ni entregan las armas. Simplemente como se ha señalado más de una vez, el episodio era “un recodo en el camino”.

Ddlc: ¿Considera usted que esta lucha la estamos perdiendo?

P.Y: Sí, porque se benefician de todas las debilidades, los cambios de gobierno, la falta de trabajo y empoderamiento de una policía especializada, y las contradicciones de la justicia, léase Ministerio Público y Poder Judicial.

Ddlc: ¿Hay algún partido u organización, que esté luchando contra estas fuerzas?

P.Y: Desgraciadamente, no. Estamos dejando todo el peso de la lucha antiterrorista al aspecto represivo. La Dirección contra el Terrorismo, (Dincote), tiene que hacer los trabajos encubiertos, en universidades, instituciones de base, y además vigilar a los excarcelados. Pero no se da abasto.

Ddlc: ¿Quién sigue en la lista de excarcelados?

P.Y: Entre el 2013 y 2014, debieron salir 3, por lo menos, y ahí  está el caso de Osmán Morote, quien fue capturado en 1988, e incluido en los procesos de Luccanamarca, y en el caso de Soras, en el año 83. Tenían que ser liberados y están cumpliendo pena preventiva, mientras se espera la sentencia.

Ddlc: Al cumplirse 25 años de la captura de las cúpulas terroristas, han aparecido libros, documentos, que hacen una revisión del suceso. Carlos Paredes menciona al polémico general Vidal, Umberto Jara narra la exasperante indolencia del gobierno belaundista frente al fenómeno, y los altibajos del primer gobierno de Alan García. ¿Qué balance puede hacer usted?

P.Y: Cada gobierno tuvo sus pasivos y errores, y éstos fueron aprovechados por Sendero Luminoso (SL) y sus abogados para defenderse, como lo hacen en la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en Costa Rica, donde tiene una abogada especializada, mientras que el Estado carece de una defensa eficaz.

Lo otro son las marcas de la guerra, que no han sido resanadas ni por los gobiernos de turno, ni por otra institución.

En la Dincote se hace muy poco, recién a raíz de los últimos atentados se ha creado un grupo de alta complejidad, pero los otros no tienen ningún apoyo, y en esas condiciones no pueden trabajar.

Ddlc: ¿Cómo evalúa el trabajo del general Vidal y del Coronel Benedicto Jiménez?

P.Y: Cada uno ha hecho un trabajo importante en su momento. Los problemas para ambos han venido después, especialmente en el caso del segundo.

Ddlc: De no haberse visto involucrado en ese delito, debería ser considerado héroe nacional.

P.Y: Efectivamente, porque estudió al detalle el fenómeno, incluso antes de la creación del Grupo Especial de Inteligencia (GEIN). El prácticamente es el creador del grupo que analiza a SL, con la estrategia de Sun Tzu: conócete a ti mismo, y luego al enemigo, y tendrás oportunidad de ganar la guerra, la cual dio resultado.

Ddlc: Fue, a decir de muchos, una iniciativa personal. ¿Usted escuchó alguna vez hablar sobre los aportes del general Julio Velásquez Giacarini, en el sector Defensa?

P.Y: En la revisión y actualización de las políticas participaron varios grupos, pero no tengo información al respecto.

Ddlc: ¿Qué información se tiene de Luis Kawata, probable cerebro “luminoso”, según Caretas, y Julio César Mezzich, desaparecido misteriosamente?

P.Y: Sobre Mezzich, se afirma que se fue del país, pero a ciencia cierta no se sabe. También circuló la versión que fue abatido en Andahuaylas, que había cruzado a la famosa zona de Oreja de Perro en Ayacucho, límite con Apurímac y Cuzco. Había participado en la toma de tierras de Andahuaylas, era el clásico dirigente campesino con un castellano bien hablado, arengaba campesinos, pero de un momento a otro desaparece.

En el caso de Kawata, un docente destacado, que tiene participación en las últimas elecciones universitarias en el año 76, donde sale elegida la corriente del FER de Sendero Luminoso, que fue la última donde participó Abimael Guzmán (quien había participado en la asonada del 69, donde fallecieron 25 personas, entre estudiantes, padres de familia) y fue detenido. De él no se sabe nada.

Ddlc: ¿Qué se puede afirmar del MRTA?

P.Y: Tenía una línea cubana, castrista y “foquista”. Es poco probable que reaparezca, porque sus líderes están muertos o en prisión. Sus ex militantes siguen levantados en armas, pero en el crimen organizado. Son bandas que se disfrazan como sindicatos de Construcción Civil, parte de ellas son comandadas por personas vinculadas al emerretismo, y son muy fuertes.

Ddlc. Hoy se afirma que el grupo senderista de SL en el VRAEM es una firma del narcotráfico. ¿Comparte usted esa opinión?

P.Y: Lo mismo se dijo en el pasado. Las Fuerzas Armadas se demoraron 8 años en descubrir qué era SL. En el 99 cae Feliciano, y  luego asumen  el liderazgo los Quispe Palomino, quienes emprenden ataques más fuertes, atacando aviones, algo que no hacían antes. Si los calificamos así no reconocemos al enemigo, porque estos que actúan desde finales del 99, no se desplazan a otras zonas. Se afirma que llevan droga, lo que no se ha comprobado, se dijo que están en una zona de la selva cerca a Brasil.

Lo único cierto es que permanecen en esa área que conocen perfectamente, y eso lo reitera Guzmán en su último libro “Memorias del Némesis”, donde reconoce a los Quispe Palomino como compañeros de lucha por la gratuidad de la enseñanza en el 69, junto a Osmán Morote y Teresa Araujo, ya fallecida, como los iniciadores de la lucha armada.

Ddlc: ¿Debemos preocuparnos por la irrupción de otros grupos?

P.Y: No que se sepa, pero hay que estar alerta. En el caso de los militantes de SL, son limitados, deben estar entre los 50 y 60 años, y los del MRTA ligados al crimen organizado.

La relación sendero-narcotráfico no es nueva. Data por lo menos, desde el 83, en el alto Huallaga, la región San Martín, y en el VRAEM. Sin esos recursos no hubieran podido resistir. No eran suficientes los ataques a los bancos, las incursiones, los secuestros, que es lo que ocurre a nivel mundial. Ningún grupo está al margen del tráfico de drogas lícitas, ilícitas o el petróleo, ni Sendero ni el ISIS.

Ddlc: ¿Cuál es el balance de la política antisubversiva de estos últimos años?

P. Y: No se ha avanzado mucho, sobre todo en este gobierno. De marzo a la fecha ha habido 12 muertos, 9 policías y 3 militares, porque el ministro cambió una política que estaba funcionando. Empezó cuestionando a un grupo cuyo trabajo estaba dando buenos resultados, se separaron oficiales- supuestamente malos elementos- que apoyaron este equipo. Eso afectó bastante.

Ddlc: ¿Se refiere al ministro Carlos Basombrío?

P.Y: Sí. Todos los gobiernos cometen el mismo error. Este grupo, denominado “División de Investigaciones especiales”, nace en el gobierno del presidente García, en el 2007. Se estaba haciendo un buen trabajo en el Huallaga y en el VRAEM, entre el 2012 y 2013 el ex presidente Humala se da cuenta que era eficiente y lo convierte- y lo renombra- brigada Lobo, que era una fuerza combinada.

Ddlc: Abaten a Gabriel y a Alipio.

P.Y: Primero rescatan a los pioneritos, en el río Ene, luego cae William, y después en el 2013 Alipio y Gabriel. Desgraciadamente, luego hubo problemas internos, y con el cambio de gobierno el comando se resintió.

Ddlc: La mezquindad estropea una política de estado.

P.Y: Efectivamente.

Ddlc: Así como vamos. ¿Es posible qué acabemos con estos grupos?

P.Y: Dependerá de cómo se haga el trabajo, y de la calidad, y no cantidad de efectivos, sobre todo para hacer labores de inteligencia. Lo que ocurre es que a la zona del conflicto se envían oficiales de las Fuerzas Armadas y la Policía, en ambos casos con los mismos cargos, entonces llegan a la zona, no se sabe quién manda, y todos quieren ser jefes.

Hay una competencia entre el ejército y la policía, pero la que hace un mejor trabajo es la policía, y no se le reconoce. Ese es un problema de muchos años que no se ha podido resolver, y todo el ejemplo del Alto Huallaga, donde el comando lo tuvo la policía, la Fuerza Armada brindó apoyo logístico.

En el caso del VRAEM, lamentablemente no funciona.