< Detras de la cortina

PPK: Ni dichos ni preguntas

Kuczynsky deberìa hablar con detalle de las acusaciones contra suya, y no "despacharse" en entrevistas complacientes, con la anuencia de la patética e improductiva fiscalìa. Fuente: Andina.

No tiene pierde. Luego de su desastroso gobierno, vendido, exitosamente como un desarrollo de un plan honesto y eficiente, el expresidente Kuczynski ha tenido un acto de incontinencia verbal.

Como si el fuera responsable menor de la situación del país, el octogenario e investigado economista (como político fue hiper fallido) sugiere, ahora, formar una “Comisión de la Verdad” para conocer lo que ya sabemos: que los principales responsables de las muertes ocurridas a final de año no fueron los policías ni los oficiales del ejército, sino los fanáticos y vándalos. Un hecho por el cual, por cierto, la fiscalía aún nos debe explicaciones.

Durante la entrevista a un medio, omitió, hablar, por cierto, de sus consultorías con las empresas asociadas a Odebrecht, de su incapacidad, frivolidad, humor inglés (¿?), o su gimnasia en patio palaciego.

También "olvidó" hablar sobre su autorización al ingreso de inmigrantes venezolanos (buenos y malos), de las designaciones de autoridades mediocres, desde Fernando Zavala hasta Basombrío, solo superados por Vizcarra y su entorno, quien da entrevistas como un líder incuestionado.

Obvió también mencionar lo del “Fenómeno del Niño”, su campaña de “Una sola fuerza”, que terminó siendo una farsa, si es que nos guiamos por los resultados. Habló, también, sobre la necesidad de aplicar un plan especial para el altiplano peruano, y que sepamos, ni el gobierno central, ni el regional o local hicieron ni desarrollaron plan efectivo alguno. De otro modo, Pedro Castillo no hubiese arrasado en toda la zona sur.

No indicó tampoco nada sobre consultorías, visitas de Richard Swing, o ese tipo de personajes. Ni sobre su intención de lanzar PPK TV, que ni Velasco la tuvo.

No habló de sus tratos con Kenyi Fujimori para salvarlo de la vacancia, e indultar al expresidente, medida luego revertida por un sesgado Ministerio Público, lleno de sus amigos progresistas, y por un politizado Poder Judicial. 

Menos informó sobre su afirmación en el sentido que no tenía relación con Odebrecht, cuando quedó demostrado que si tuvo, cuando fue autoridad, y dignatario. El expresidente debe estar agradecido de que el equipo de la fiscalía lo encabecen todavía Pérez y Vela. Ni mencionó porque la dilación en la extradición de Toledo por ese caso. ¿Porque poseía información comprometedora del mandatario o del presidente del Consejo de ministros? 

Tampoco en ese periodo se capturaron algunos de los “permanentes” terroristas en el VRAEM. En carteras como, por ejemplo, el Ministerio de Energía y Minas designó a Gonzalo Tamayo, y a Cayetana Aljovín (exviceministra de Alan García), como ministra de Relaciones Exteriores con el mismo insuceso, para no hablar del controvertida designaciòn de Fernando Zavala, ex funcionario toledista, al igual que él. 

Obvió el caso del aeropuerto del escandaloso contrato del aeropuerto de Chincheros que era lesivo. ¿Por qué se insistió en el proyecto, y pretendió hacer un balance aritmético costo-beneficio en una ridícula pizarrita escolar? ¿Para no enfrentarse a una población encolerizada, y que su entonces ministro Carlos Basombrío tenga que implantar autoridad, y exponerse al ridículo? Es el mismo personaje que dijo y se desdijo sobre un asunto tan grave como un supuesto comando parapolicial, unos patrulleros comprados con los pies y arreglados, supuestamente, por su cabeza, y el conflicto social que ocurrió en Las Bambas. 

En esa época, cada vez que se interpelaba a un ministro, se calificaba el hecho como un acto que “generaba inestabilidad al gobierno”, para esto, convirtió a Fuerza Popular en Fuerza Impopular, y también a toda la oposición. El régimen quería, al parecer, adversarios sumisos, adocenados.  

Su exministro Pedro Olaechea señaló, a modo de autocrítica, que hubo “mala comunicación” para difundir los logros de su gobierno (¿?). Otra de las perlas de su régimen fue del hasta ahora tema tabú de la publicidad estatal, la cual siempre ha sido una herramienta poderosa de comunicación, cuando no de control. Y nunca se supo cuánto gana su equipo de prensa ni sus consultores, ni muchio menos cuáles fueron sus logros. Lo hemos dicho antes, lo repetimos ahora: los comunicadores no hacemos milagros, ni somos gerentes. 

En suma, el interminablemente investigado PPK se despacha en entrevistas condescendientes sin hacer la más ligera autocrítica, de ser, de lejos-por citar un solo ejemplo, el principal responsable de la inmigración delincuencial (no hablamos de los venezolanos honestos, que vinieron a trabajar, como usualmente hacen los peruanos).

Si los entrevistados hubieran sido Keiko Fujimori o Castañeda los hubieran tenido contra las cuerdas. El doble estándar.