< Detras de la cortina

Seinfield, el loco de la TV

De izquierda a derecha, Larry David (productor, libretista y creador), Jerry Seinfield (protagonista y libretista), Michael Richards, Julie Marie Dreyfuss, y Jason Alexander. Equipo de genios.

La emisión de los capítulos de Seinfield (un clásico contemporáneo de la comedia) nos permite,-aparte de observarla en casi la totalidad de sus capítulos- desternillarnos de risa, y hacer una evaluación sobre el secreto de su éxito.

La serie narra las historias de cuatro amigos neoyorquinos, hilarantes, neuróticos y políticamente incorrectos, liderados (si cabe el término, por Jerome (Jerry Seinfield), genial comediante estadunidense -israelí.). Sus amores, desamores, su tribulaciones y excentricidades de vida de pareja, su personalidad divertida pero anormal (especialmente Cosmo Kramer), la mentira patológica y el cinismo personificado (George Constanza), los caprichos de Elaine, casi siempre ataviada con ropa muy rara, que no deja ver su figura, y Jerry con su sarcasmo extremo, que se viste de sus clásicos blue jeans, mientras su amigo Kramer utiliza su departamento casi como una extensión del suyo, lo que tolera con inexplicable condescendencia.

Sumado a esto, la rivalidad marcada con Newman -sobre la cual no se explica el origen- el portero, los padres aún más neuróticos de George, uno de ellos el genial Jerry Stiller (padre de Ben Stiller), y los progenitores del protagonista, a quienes les cuesta convencerse del éxito de su hijo, quien, prácticamente, luce una pareja por semana, con las cuales termina siempre, a causa de su inseguridad, su espíritu libre, y su excéntrica, y a veces errática personalidad.

Aquí reseñamos algunos de los capítulos más notables de la serie:

 “El trato”: Un memorable episodio en el Jerry y Elaine establecían un acuerdo que combinaba sexo y amistad, a contrapelo de la obsesión televisiva por juntar a los protagonistas, independientemente si hay química entre ellos o no. En comedias y policiales, es un giro usado hasta el cansancio. Y la verdad, no siempre ha resultado.

“El parqueo”: Los protagonistas olvidan dónde estacionaron su auto en el garage de un Centro Comercial, e intentan encontrarlo. Pero no solo eso, durante el mismo, tampoco encuentran baño, y deciden miccionar en un área del mismo. Tanto Kramer y Jerry son intervenidos y llevados por la seguridad del local. Además, se ven obligados a pedir un “aventón” para buscar el auto de marras. Cuando lo encuentran, sus planes de llegar a sus compromisos ya se habían estropeado.

“Lo opuesto”: George, un adulto fracasado en todo aspecto, cuyo mayor mérito era estar conforme con esa vida, mientras está en el café decide abordar a una mujer, y le dice orgullosamente que, a pesar de su edad, no tiene trabajo estable y vive con sus padres. Milagrosamente, la mujer se interesa por él.

“El piloto”: Una parodia del propio origen de la serie, donde Jerry y George desarrollan y presentan un piloto de una comedia. Por supuesto que el proyecto televisivo “sobre nada”, fracasa por la ambición de George de querer ganar lo que percibe ese gigante de la actuación que es Ted Danson.

“La camisa”: Una pareja de Kramer habla muy bajo, y por esta razón, Jerry acepta, sin querer, digamos, lucir, una camisa tipo pirata con bobos, mientras que participaba en una campaña de caridad y era visto en cadena nacional. Un clásico.

“Las invitaciones”: George se había comprometido con Susan, y esa idea lo perturbaba. No sabía cómo zafarse de la situación y de la novia. A pocos días de su boda, le pide a su pareja que se encargue de las invitaciones, las cuales, al pasar su lengua para pegarlas y colocarlas en el sobre, provocan su intoxicación y muerte, liberándolo de una manera macabra de su odioso compromiso, y devolviéndolo a la soltería, que tampoco sabe aprovechar muy bien.

Todas estas historias y algunas otras se ven desbordadas en el capítulo final, donde los protagonistas- en medio de un viaje para reunirse con un ejecutivo de televisión y retomar el proyecto del piloto- se burlan de un turista asaltado, y la escena es captada por un aficionado, por lo cual son sometidos a juicio, por incumplir la ley del buen Samaritano, que estipulaba que cualquier ciudadano tiene el deber de apoyar a otro en una situación de riesgo.

Durante el juicio, Seinfield y su grupo (aunque muchos le llamarían banda) son confrontados no solo por este hecho, sino por una conducta que juzgan antisocial, que para ellos puede ser inocua, pero no para los afectados. Hechos como el ocurrido con un incendio generado por Kramer por fumar un habano en una cabaña, el incidente con el nazi de la sopa, el robo del pan de centeno-entre una infinidad de circunstancias e incidentes de las que fueron controversiales protagonistas- que hacen pensar al espectador.

Al final, Jerry y sus amigos son condenados a un año de prisión efectiva por su último escándalo, y sus escándalos anteriores. Un episodio que sorprende, porque nunca pensamos que los extravíos de los protagonistas tuvieran consecuencias legales. Daba risa, pero al final no fue gracioso. En la vida real claro está, Seinfield y su compañía pudieron reír. Eran ricos, con toda justicia.