No es creíble
Las declaraciones de la presidente Boluarte sobre los Rolex de la discordia, no son, obviamente, creíbles, y denotan una desesperación por ocultar la verdad, cualquiera que haya sido.
Es importante consignar, también, que anunciar tamaña versión de un préstamo de joyas de lujo, resulta inaudito. Por esta razón, suponemos, se debe contar con las pruebas contundentes de que los malhadados relojes y joyas no son suyas, en vista que esta sólo resulta aplicable a una táctica para salir del enredo que la misma mandataria generó.
De comprobarse su inverosímil tesis, para lo cual tendría que coincidir con las versiones del gobernador Oscorima y de su abogado, Humberto Abanto, el caso podría pasar el archivo, pero su legitimidad ante la población ha quedado para siempre dañada. Sin embargo, debemos recordar que Boluarte fue apoyada en el congreso para archivar una denuncia contra ella, a fin que pueda asumir la primera magistratura de la nación. Es decir, cuestionada está hace mucho tiempo, que se olvide por razones prácticas es otro asunto.
Para su suerte, por ahora, difícilmente el Legislativo promoverá o votará una vacancia, a menos, claro está, que las evidencias sean abrumadoras. A lo mejor la presidente tiene suerte y se encarga el caso a fiscales tipo Vela y Pérez, por lo cual debería sentirse tranquila, pero es importante mencionar que tiene otras investigaciones pendientes.
En suma, hasta el momento, más allá de la grita de algunos-que suponemos por quién votaron- la presidente se quedaría en Palacio, dañada, chamuscada, pero viva.
Su suerte dependerá de su capacidad de hacer un control de daños, a fin de que el proceso contra ella no genere su destitución.
Quienes se frotan las manos gritando y promoviendo su salida, deberían promover cambios urgentes a nuestro sistema político- electoral. Y con ese mismo ímpetu, deberían criticar el estilo policiaco de la DIVIAC, y el letargo de la Fiscalía en las investigaciones a personajes como Gorriti, Vela, Pérez, Vizcarra, a quienes este escándalo les ha sido útil para que la opinión pública deje de prestarles atención.