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Gonzáles Prada y la herencia colonial en la literatura peruana

El 5 de enero nació uno de los principales críticos políticos y literarios del país. Su famosa frase es parte de la sabiduría popular y muchas veces, es incomprendida.  “Los viejos a la tumba, los jóvenes a la obra”, es la frase por antonomasia de Manuel Gonzáles Prada, importante figura de las letras y la política del Perú de fines del XIX.

Todavía recuerdo cuando niño descubrí las Tradiciones Peruanas de Ricardo Palma. Eran cortas historias que nos transportaban un poco a la colonia y que nos embalsamaban con sus anécdotas y curiosidades. De adolescente descubrí a su principal crítico, es decir, a Manuel Gonzales Prada, cuando hizo un llamado a renovar la literatura peruana. Prada lamentó el auge del género literario llamado “tradición” al que calificó de “falsificación agridulcete de la historia” y “caricatura microscópica de la novela”.  Esto fue un ataque directo al famoso creador de las tradiciones, es decir a Ricardo Palma. Personalmente pienso que fue una exageración y casi una contradicción con lo que él propuso en su discurso en el Politeama, cuando el pretendía renunciar a los viejos ideales y la mentalidad derrotista del peruano, a esa herencia de la colonia, que encadenaba a los peruanos en ese entonces. Las tradiciones no renegaban de ese periodo, tampoco lo alababan, solo era sabiduría popular hecha literatura. Una discrepancia que no le perdono mucho a Prada (No oculto para nada mi fanatismo por Ricardo Palma y el romanticismo peruano).

Pero Gonzales Prada tenía razón en todo lo demás, el Perú no había olvidado su herencia colonial y no había progresado social ni económicamente. La clase alta no había sabido invertir en el Perú, no supieron impulsar el desarrollo económico del país ni la educación de las grandes mayorías, lo que trajo como consecuencia la humillante derrota en la Guerra del Pacífico. “el niño quiere rescatar con el oro lo que el hombre no supo defender con el hierro” es otra de sus grandes frases del discurso en el Politeama.

La verdad es que en lo que es literatura, el Perú tiene poco que quejarse, a lo largo de nuestra historia hemos sufrido una multiplicidad de crisis sociales y políticas, pero no podemos decir que nos faltaba literatura, el problema es que en su mayoría, esta era una copia de los clásicos movimientos europeos, la influencia de ellos eran muy marcada, al Perú le costó mucho salir de esa huella que habían dejado los españoles.  El caso del Romanticismo peruano no fue excepción, pese a que contó con grandes autores (Ricardo Palma, José Arnaldo Márquez, Clementhe Althaus, Nicolás Corpancho, Benjamín Cisneros) estos no podían ni pudieron dejar de lado esa influencia. Es justamente, otro de sus grandes representantes, como Carlos Augusto Salaverry que no ocultó su marcada influencia de Bécquer, siendo muchos de los versos de Salaverry, sonoramente iguales a los del romántico tardío.

Finalizo indicando lo adelantado que estaba Gonzáles Prada a su tiempo, exigiendo desde ya, una especie de Estado Laico, que se encargue de la educación y le imponga un carácter científico.  Criticaba la intervención de la Iglesia en la misma, es decir, la intervención de los dominicos, franciscanos y jesuitas.  Posición con la que estoy completamente de acuerdo, la religión no es algo que se deba enseñar en la escuela, sino algo que viene de casa, e incluso así, la religión es algo voluntario, individual y no puede ser impuesto o adoctrinado por terceros (mucho menos el Estado).