< Detras de la cortina

Juan Pari: “En estas circunstancias, ser honesto es revolucionario”

La ciudadanía sigue-mientras trata de continuar con su vida- el interminable “culebrón” de Odebrecht y asociadas.

Para Juan Pari, exintegrante de Izquierda Unida, el problema medular no es solo el soborno y la corrosión del sistema político que ha generado, sino el sistema que a través del cual, en su opinión no se ha generado inversión, sino una corrupción de dimensiones casi incalculables.

Nuestro entrevistado, ingeniero economista de profesión, excongresista humalista que abandonó el partido por discrepancias ideológicas y éticas, señaló que las asociaciones público- privadas son necesarias, pero obviamente no bajo este esquema. 

Ddlc: ¿Su comisión concluyó que, en el caso de presidentes, gobernadores, alcaldes, empresarios, ONGs, presentaban graves indicios de corrupción? ¿Está usted satisfecho con el rumbo que está tomando el caso? ¿Cómo es posible que la fiscalía hable o poco nada sobre los casos de algunos presidentes y expresidentes, empresarios o lo que es peor, que gran parte de la prensa, no haga las preguntas del caso?

J.P: Lo que yo encuentro es una constante pugna entre los grupos, y eso es sumamente peligroso, porque los intereses se mueven para determinados lados. Hay que recordar que el propio Marcelo Odebrecht afirmó que allanó a toda la política al servicio de la corrupción.

Veo con suma preocupación que este movimiento de reflectores sea parte de la estrategia de los implicados en la corrupción para buscar la impunidad. Las luces deben encenderse en toda su magnitud y que se devele la verdad, por más poder político o económico que quiera o busque impedirlo.  

Ddlc: ¿En su opinión, existe un sesgo en el trabajo Ministerio Público, y de la prensa?

J.P: No quiero hablar de algún sector en particular, sino señalar que ha habido pugnas por diversos lados, y existen un conjunto de intereses.

Ddlc: ¿Cómo califica el trabajo de la comisión Lava jato, presidida por Rosa Bartra?

J.P: Bueno, ha tenido mucho tiempo para realizar su proceso de investigación, y creo que su gran problema es que también ha caído en ese juego, lo que genera que pierda autoridad. 

Este hecho también lo he visto en mi comisión. Muchos congresistas ingresan no para hacer control político sino para para ser escuderos, defendiendo sus intereses político-empresariales.

Ddlc: Eso lo mencionó en “El Comercio”, y desmerece el trabajo de una comisión que por más que sea de un foro político, podría realizar un trabajo serio.

J.P: El congreso tiene una gran responsabilidad, y lamentablemente toda esta fórmula mafiosa de comprar a todos, a los que van a asumir una gestión de gobierno, y ver la forma de comprar a quienes no lo van a hacer, es decir, a quienes deberán hacer fiscalización, para que no la hagan.

Por ejemplo, cuando se habló del caso de la carretera Interoceánica, para proteger a Toledo y a Kucynski, varios de sus congresistas salieron a defenderlos.

Ddlc: ¿A cuánto asciende el desfalco del escándalo? Algunos lo calculan en unos 10 mil millones de dólares.

J.P: Es muy difícil de calcular una cifra exacta. Se habla de un monto entre los 15 mil y 20 mil millones de dólares, pero creo que hay un error, o un sesgo, en la forma que se calcula. Muchos solamente ven el lado del soborno, y la forma en que se ha realizado. No están viendo el delito en permanente ejecución.

Ddlc: En el Derecho se llama Delito continuado o algo parecido.

J.P: Así es. Y el prejuicio de un contrato mafioso que no sólo lo vamos a asumir nosotros, sino las generaciones futuras, porque son concesiones por 20 o 30 años, donde el estado le garantiza a estas empresas corruptas no sólo su ingreso, sino su operatividad.

Eso no se está discutiendo. Se debate en los medios el monto de la reparación civil, pero nadie analiza si ese tipo de acuerdos son lesivos para el país. Se apresa a un corrupto, lo cual es correcto, pero luego aparecerá otro, ya sea empresario, o cualquier autoridad.

No se establecen las causas del modus operandi de la corrupción, no sólo para lograr una licitación de forma irregular, sino para mantener una gestión deshonesta, y que garantice a estas compañías un flujo económico por un largo periodo.   

Ddlc: ¿Cómo califica el acuerdo preliminar con Odebrecht?

J.P: Ahí hay un pecado original del fiscal Hamilton Castro. Un acuerdo que nadie conoce. Recordemos que en nuestro país el Ministerio Público renunció a ejecutar allanamientos a Odebrecht, y la conferencia donde el fiscal declara que no existe en nuestro medio fuentes de información, por lo que -refirió- se dependía de Brasil y Suiza. Eso es negar la realidad.

Latinvest, una de las empresas vinculadas al caso, operó desde el Perú para toda la región, estando las oficinas con información en Pachacamac. ¿Le han echado mano a eso?

Ahora tenemos un convenio, y los hechos tienen que aclararse. Supuestamente Odebrecht tiene un total de activos por 900 millones de dólares, sin embargo, el señor Cruz, representante de la compañía, habló de una cantidad mucho mayor. ¿Qué ocurrió? ¿Se redujo el monto de la noche a la mañana, y la relación costo-beneficio? ¿Le creemos así nomás?

Esos señores son delincuentes, y hay que hacerlos confesar, y buscar su colaboración. Eso es correcto. Pero el Estado tiene que poner mano firme y hacerse respetar.

Ddlc: ¿Si es así, qué se puede esperar de un posible acuerdo con otras empresas?

J:P: Odebrecht ha liderado todo el cartel. Tenemos a OAS con Línea Amarilla, a Camargo Correa- Alto Piura, otras compañías brasileñas, de las asociadas peruanas como Graña y Montero, en cuyo caso no se sabe en que punto se encuentra su investigación, si va a colaborar o no.

Pero quiero señalar que cuando hablo de colaboración, primero hay que reconocer el delito. Este acto puede conllevar a reducir penas, a establecer acuerdos según los resultados del proceso. No es cuestión de perdón y olvido, porque si no defenderán sus activos y contratos, afirmando que la justicia los liberó de responsabilidad penal y/o civil alguna.

Ddlc: ¿Por qué no publicar los informes, en una versión reseñada, con un lenguaje simple, a fin de que los ciudadanos podamos leerlos y tener mayores elementos de juicio?

J.P: Eso sería lo ideal. En el caso de nuestro informe, que presenté en minoría, que nunca se debatió en el pleno por el boicot que hizo la mayoría comprometida con la corrupción, no se quiso publicar.

Eso sería lo ideal, y que todos sean publicados como material de consulta.

Ddlc: ¿En su libro “El estado corrupto” usted narra algunos aspectos sobre esta red? ¿Hay algún aspecto o tema por investigar o profundizar?

J.P: Si. No sólo describir los casos, sino narrar como el estado se ha venido corrompiendo, y ahora hay que discutir si el sistema que se aplica en el país es beneficioso o no.

La corrupción ha hecho que la Constitución no tenga validez alguna.

Ddlc: ¿Cree que el sistema de contrataciones y licitaciones del Estado es muy frágil, que habría que cambiarlo o modificarlo?

J.P: Pienso que hay que discutir el sistema. El estado ha reemplazado al mercado en favor de la corrupción, para generarle ingresos. Pase un carro o circulen miles, igual se paga. En el caso del gasoducto, tubo lleno o vacío, igual se paga. Haya presión de agua o no, se paga una tarifa anual.

El estado ha sustituido al mercado, subvenciona a estas empresas corruptas.  No hay oferta ni demanda, ni nada por el estilo. El privado no asume ningún tipo de riesgos, se aprovecha.

Ddlc: ¿Usted se califica como un hombre de izquierda, qué evaluación hace de ella? ¿Cómo debería ser la izquierda peruana?

J.P: No hay que usar etiquetas. Mis raíces-nunca lo voy a negar- son socialistas, y mantengo paradigmas con relación al tema, hay aspectos que cambian, pero quedan elementos sustanciales como la honradez. En estas circunstancias, ser honrado es revolucionario.

Ddlc: Hay derechistas honrados.

J.P: Prefiero un liberal auténtico, alguien con el cual se pueda discutir, que uno falso. Y hay izquierdistas falsos también. La corrupción no es ideológica, y es uno de nuestros problemas centrales. El Perú ha sido un barco a la deriva por muchos años. La corrupción ha venido trazando líneas de inversión a través de las alianzas público-privadas, que favorece al privado.

Yo estoy de acuerdo con la APP, pero pensando en el país, con una ruta establecida. No pensando en las ganancias de compañías corruptas. Nos han impuesto su lista de obras para que ganen ellas. Ese es un tema vital.

Ddlc: ¿Qué otros asuntos debemos resolver, o cuando menos encarar, para avanzar?

J.P: La competitividad, que no puede estar basada en los elementos de su historia, como recortar derechos para perjudicar al trabajador para reducir costos, o afectar el medio ambiente. Tenemos 3 mil kilómetros de litoral, y un solo puerto ligado al comercio internacional, el Callao. ¿Y el resto?

Otro tema es la conectividad. Chile tiene 4 o 5 puertos conectados a rutas internacionales, el Perú uno solo.  

Y también podemos hablar seriamente de aspectos programáticos. Desgraciadamente ni la derecha ni la izquierda han repensado el país con mayor creatividad.

Ddlc: ¿Piensa volver a la política?

J.P: En la actualidad ejerzo mi actividad como profesional, aparte de mi grado de ingeniería económica en la Universidad Nacional del altiplano (Puno), tengo una maestría en Promoción Social y Ciudadanía en la Universidad Católica de Santa María (Arequipa). Mi especialidad es el trabajo rural, he trabajado en zonas altoandinas.

En política nunca se sabe. Eso se decidirá en su momento.

Ddlc: ¿Algo más que desee agregar?

J.P: La tarea primordial es luchar contra la corrupción desde la sociedad, más que desde la política, porque ésta se ha destruido. Hemos tenido un sistema político para destruirla. Hay que regenerarla, buscando rutas, pero sin sectarismos.

Si no tenemos claro de dónde venimos y hacia dónde vamos, estamos dando vueltas en círculo.