< Detras de la cortina

El legado de Nelson Mandela

En diferentes partes de nuestro planeta se rinde homenaje a Nelson Mandela al conmemorarse cien años de su nacimiento. En nuestro país,  varias  instituciones  se  han plegado a este significativo tributo al gran líder sudafricano, que supo conducir a su pueblo por el "Largo camino hacia la Libertad" -título de su conocida obra autobiográfica- para salir de la obscuridad que significó el sistema de discriminación implantado en su país (el  apartheid), e iniciarse por el camino de la democracia.

El   liderazgo  de   Mandela  se construye en base a una combinación de factores que se nutren de las tradiciones tribales provenientes de una pequeña villa de la región de Transkei; la formación  académica en las universidades de Fort Hare (East Bay) y Witwatersrand (Johannesburgo); y por supuesto, su larga experiencia de lucha contra la opresión de la población negra, al lado de figuras legendarias como Walter Sisulu, Oliver Tambo, Ahmed Kathrada, Cyril Ramaphosa, -actual presidente de Sudafrica- y Desmond Tutu.

De su extensa autobiografia, registrada en el mencionado libro, deseo destacar las circunstancias que le permitieron obtener una educación escolar y universitaria, que cambiaría para siempre su cosmovisión y lo conduciría a un firme compromiso como luchador para la libertad, o freedom fighter.

Universidad hacedora de líderes

Por ello, estimo conveniente evocar mi asistencia, hace dos años, como Embajador del Perú en Sudáfrica, a la celebración de los cien años de fundación de la Universidad de Fort Hare, por ser este un centro académico de excelencia que moldeó el pensamiento crítico y liberal de muchos líderes africanos. Eso permitió que en el referido centro de estudios se formara a estudiantes negros de Sudáfrica, Uganda, Kenya y Zimbabwe, que luego fueron destacados políticos, hombres de negocios, académicos y literatos.

Entre los alumnos graduados, cinco Ilegaron a ser presidentes de sus respectivos  países: Seretse  Khama, primer presidente de Botswana; Yusef Lule, presidente de Uganda, en 1979; Ntsu okhele, primer ministro de Lesotho en 1993; Nelson Mandela, presidente de Sudafrica; y Robert Mugabe, presidente de Zimbabwe. Me detuve un momento para meditar sobre el impacto que tuvo este importante centro superior de estudios en la formación académica de diversos líderes del continente, en circunstancias que el implacable sistema  del  apartheid impedía el acceso de la población negra a una educación de calidad.

Desde su modesto estudio jurídico instalado en la pujante ciudad de Johannesburgo, Mandela y Tambo defendieron ardientemente los derechos de la población negra, permanentemente agredida por el sistema legal discriminatorio. Al mismo tiempo se aprecia el liderazgo ejercido por Mandela dentro del Congreso Nacional Africano (ANC, por sus siglas en  ingles),  creado para organizar la resistencia contra el apartheid, pasando de una resistencia pasiva -al estilo de Mahatma Gandhi- a una política mucho más activa: marchas, protestas y boicots. Todo ello cuando que demostrado que el régimen del apartheid intensificaba su violencia contra            Ia población sudafricana, sin respuesta a sus demandas.

Resistencia

Esta situación generó una seria acusación en el Tribunal de Rivonia contra Nelson Mandela y numerosos líderes del ANC, siendo condenados a perpetua en la Isla de Robben, a ocho millas de la Ciudad del Cabo.

Los gobiernos que promovieron el apartheid creyeron que con el confinamiento se apagaría la resistencia. Ello no sucedió. Madiba, como cariñosamente lo Ilamaban sus amigos y correligionarios, os, organiza una suerte de universidad política para todos los prisioneros que lo acompañaban y nunca cejó en su empeño de derrotar a este sistema.

Sin embargo, los miembros la ANC no estaban solos en su confinamiento, pues les Ilegaban noticias desde  el exterior,          que constituían una especie de reserva espiritual que alimentaba ideales: la resistencia y manifestaciones de las mujeres negras, la rebelión estudiantil de 1976, ensenaba  que  la  lucha  era transgeneranacional.

De  otro  lado, en el exilio, Oliver Tambo, en alianza con otros movimientos de liberación continental y dirigentes europeos, promovió con gran éxito los intereses del ANC, que a fines de la década de los ochenta se expresan en el reiterado pedido de liberación de Madiba y de todos los presos políticos sudafricanos.

Esta titánica lucha vio sus frutos también con el engrosamiento de Ia membresía del ANC.

Podemos, entonces, convenir que Mandela fue un líder excepcional, con la audacia necesaria para iniciar negociaciones políticas con presidentes  del  Partido  Nacional, como P. W. Botha y Frederick de Klerk, durante el proceso de transición. Particularmente este último tomó la decisión transcendental de liberar a los líderes del ANC prisioneros en Robben Island, retirar la proscripción de dicho partido y, finalmente, liberar a Madiba.

Último tramo

Luego de varias conversaciones, Mandela y De Klerk canalizaron los debates del proceso de transición, a través de la Convention of Democratic South Africa (CODESA), acordando un conjunto de detalles acerca de Ia estructura constitucional del estado post-apartheid. Estos convenios  incluyeron  el  establecimiento de una democracia multipartidaria en una Sudáfrica unitaria y una Constitución Suprema.

En este contexto, se Ilevó a cabo la primera elección verdaderamente democrática, con el triunfo del ANC y Ia formación del primer gobierno, presidido por Nelson Mandela, y cuyos primer y segundo vicepresidente fueron Thabo Mbeki y Frederick de Klerk, respectivamente.

Finalmente, debo destacar Ia visión de estadista que tuvo Mandela en momentos cruciales del proceso de transición política, evitando ser tentado por posiciones radicales, y conduciendo a su país por el camino de la reconciliación y la integración.

*Ex embajador del Perú en Sudáfrica y profesor de la Academia Diplomática del Perú

Revista Embajador, diciembre 2018, año 2/ número 12

Pág. 32-33