< Detras de la cortina

Un vals y un recuerdo

Esta es una crónica viajera en el tiempo. A veces tengo esa impresión de nostalgia y pena al oír “Corazón “ en algunas radios aunque en realidad lo asocio hoy, día de San Joaquín y Santa Ana ( padres de la Virgen María ) al triste recuerdo eterno de tu memoria al conmemorarse, como hace nueve años, un aniversario más de tu partida. Pero, ¿Quién no te recuerda querido papapa, si tu “Corazón “es el más grande que ha tenido el Perú ? 

Los que te conocieron y admiran aún, tu familia, amigos, colegas artistas o escritores como Pepe Ladd quien nos brinda sus testimonios criollos en La Abeja, no me dejarán mentir. Lorenzo Humberto Sotomayor era todo un personaje. Un tipo de esquina, chalaco de nacimiento un día de San Lorenzo del que se sentía muy orgulloso en 1915, hábil con la replana y de un carácter afable y jovial, dicharachero, poeta, enamorador, limeño en cuanto le tocó ser limeño, cortésmente afrancesado en el trato, marista y marianísimo aunque también tuvo su época guadalupana, devoto del Corazón de Jesús y del Espíritu Santo, tremendamente servicial, enamorado y desvivido por su Elvirita criollo de polendas, músico y pianista eximio, compositor romántico, experto en solfeo y musicología, tremendo melómano, cultor del tango, amante de la buena comida criolla y cómo no del chifa caponés, trompeador de barrio, defensa en la “ U “ hasta que una lesión lo sacó del fútbol que admiraba, director de orquesta, arreglista, profesor de piano y de música en la G.U.E. Hipólito Unanue, y orgulloso de sus siempre recordados alumnos , amorosísimo esposo, virtuoso y estricto padre y chochísimo abuelo con sus nietos. 

Te recuerdo hoy y como dice el tango... ¡se me pianta un lagrimón! 

Como abuelo era lindo, compartiendo siempre enseñanzas de la vida todo el tiempo y aunque algo picón , recuerdo su sonrisa pícara ( si no vean la foto ), sus anécdotas miles y su corazón inmenso como sus temas, empezando por Un vals y un recuerdo, Burla, Pasión, Cariño mío, El solitario, Si me amaras, los dedicados a Lima, al puerto, A Apata, su valzongo, sus fusiones, sus polkas como La Chismosa ( ¿ Qué vecina lo habrá inspirado ? ) o Las mujeres de mi tierra y una larga lista de etcéteras; la manera como tocaba en piano el tango, la bossa novas, el jazz, el blues , a los Beatles y hasta a Liszt , pues en nuestro matrimonio nos dedicó en la Iglesia “ Sueños de amor “ y más tarde gozamos de su maestría ya cenando en la Recepción ( ¡ Qué tal privilegio de nieto número uno !). Simpático y astuto, también era fino, pero siempre decía que p refería caer en gracia que hacerse el gracioso. ¡Genio y figura hasta la sepultura! ( o su pijama de madera como la llamaba ). 

El día que conoció a la que era mi enamorada y luego esposa, me dice a un costado, muy criollamente: “Nieto, número uno (yo era el mayor), ¡ Estás aprendiendo de tu abuelo por fin ! ¡Qué tal lote! Recítale o dedícale un poema...te presto éste: 

“...Fue tu voz la que me hubo embrujado

y tus ojos los que en mi alma penetraron;

esa tarde yo la llevo muy presente,

fue así tan de repente que me enamoré de ti... “(Cariño mío, vals)

¡ Y no te preocupes...yo te ayudo a componer nuevos ! 

Claro, no fue tan difícil tomarlo prestado sin pagar derechos de autor .No era de extrañar que gracias a él conocí a las principales figuras de la música criolla, a las Bracamonte, Barr o Barrazas, tantos compositores como cantantes que él mismo enseñaba música y canto o daba temas o los visitaba en sus presentaciones. Cómo olvidar “Rincón criollo“ tu programa en el canal 7, tu Fantasía del Recuerdo con Piero Solari, tus presentaciones en conciertos y todos tus discos hasta “Más grande que nunca “, tus letras poéticas y tu manera de tocar el piano, incluso imitando a Satchmo, con golpes en la tapa de madera y sentada encima de las teclas con acorde y todo. Ese era mi abuelo Lorenzo, un ejemplo de maestro, con Palmas Magisteriales y muchos otros títulos, muy merecidos por cierto. 

Salir con él era genial. Les hablaba a las paisanas en quechua en el mercado y a los chinos en chino mandarín en el chifa. Así se los metía al bolsillo. Si íbamos a una peña o a escuchar tangos lo invitaban a tocar y se robaba el show. Lo mejor era que nunca nos dejaban pagar la cuenta. Escuchar sus historias sumamente entretenido, cuando hablaba de los artistas criollos o mexicanos, cubanos, argentinos, brasileños o tantos otros que había compartido escenario o incluso cuando por su tristísima enfermedad degenerativa, contaba las anécdotas mil veces. Pero era tan grato que nadie le decía nada, ni creíamos en que la tuviera. 

Papapa, como alguna vez dedicaste al cantante Néstor Chocobar, quien murió tempranamente, parafraseo en tu memoria y despedida “Un vals y un recuerdo“ y añadiendo una oración al cielo y por ti, “...en mil canciones cuando las cantabas (y tocabas) ponías tu alma y a todos gustabas, ese bardo criollo “...era mi inolvidable abuelo Lorenzo. 

http://www.laabeja.pe/de-opini%C3%B3n/cr%C3%B3nicas-viajeras-percy-hartley/1441-un-vals-y-un-recuerdo.html