< Detras de la cortina

Indecisión política, inestabilidad económica

Se debe aplicar un modelo macroeconómico que estudie la producción, el empleo masivo y el desempleo, y no solo preocuparse de la inflación, déficit fiscal y el crecimiento económico.

“Estudia el pasado si quieres llegar a pronosticar el futuro” (Confucio).

El ruido político genera una sensación de precariedad de las autoridades. Esto hace creer que las reglas de juego pueden cambiar rápidamente dependiendo de lo que estamos viendo afectando a la gran y mediana inversión privada, complementariamente la corrupción es una variable no económica que genera temor en los inversionistas por el riesgo que es mayor.  

Para el 2021 se prevé un PBI de 9,5% Latin Focus, el Ministerio de Economía y Finanzas proyecta 10,5%, el Banco Mundial 10,3%, BCR 11,9% por efecto rebote estadístico. Esto significa que la actividad económica ha aumentado desde niveles muy bajos. En nuestro caso, estamos frente a un rebote de una recesión. Cuando se parte de un nivel muy bajo, las estadísticas a veces nos generan espejismos que los políticos aprovechan.

La incertidumbre política provocada por el Gobierno y el Congreso de la República, toca la estructura del Poder público y privado, adicionándole la falta de acción de la Justica, sobre hechos de corrupción, lo que genera desconfianza del inversionista. Dicho factor es el pilar de la economía, y si se pierde la confianza, se produce una disminución de la inversión privada, cayendo el consumo, generando menores ingresos por ventas de las empresas, haciendo difícil la recuperación de la actividad económica, e impidiendo que el Estado recaude tributos afectando directamente la caja fiscal.

Estamos en crisis, y entre los causantes se debe incluir a los economistas, ya que muchos han dado argumentos sobre los mercados eficientes y auto regulados, aunque la teoría económica ha demostrado que esto no es válido. Como consecuencia de la crisis, la economía (tanto la teórica como política) cambiará casi tanto como la economía real, como afirma Stiglitz 

Se sostiene que estamos en una economía de mercado, dicho avalado por una Constitución liberal y que nos debemos preocupar del crecimiento del PBI. Se afirma que la iniciativa individual y no la estatal es la que decide qué, cómo, cuánto y para quien producir. Se señala que el consumidor es el soberano y el productor se dedica a servirlo. Y no debe haber reducciones tributarias ni subsidios para productores y consumidores favorecidos.

Se nos dice, además, que el liberalismo no es una política al servicio de los intereses de grupos, sino al servicio de los intereses ciudadanos. A nadie le está permitido recurrir a la fuerza o al fraude o inducir a alguien a hacer lo que no desea.  

La confianza es el fundamento de los éxitos y fracasos económicos de un país. Sin embargo: ¿qué hace la ciudadanía? ¿debemos aceptar autoridades que no saben gobernar y tecnócratas que dan solo recetas, y se reubican en puestos burocráticos y dan vueltas en la estructura de Poder en cada Gobierno? Cuando hay confianza, crece la inversión, se hacen negocios, y se planea para el mediano y largo plazo. Se invierte, se consume, hay mejores condiciones crediticias y mejora la calidad de vida.

El MEF debe recordar que la economía es una ciencia que se encarga de predecir y pronosticar, tampoco debe aceptar lo que dicen muchos, que el gobierno no intervenga, la situación actual ha desacreditado los mercados perfectos. Se debe aplicar un modelo macroeconómico donde se estudie bien la producción, el empleo masivo y las fluctuaciones con incremento de una alta tasa de desempleo e infrautilización de la capacidad de producción y no solo preocuparse de la inflación, déficit fiscal y el crecimiento económico.

Debemos reconocer que los mercados no son eficientes, ya que ignorar esta realidad significa que no hay que reformar la economía. Hay pérdida masiva de empleo en casi todos los sectores, empobrecimiento general, peores condiciones crediticias y pérdida del valor del sol que incrementa la inflación.  

Carecemos de planificación estratégica, prevención y visión de futuro. Debemos planificar para el mediano y largo plazo, haciendo algunos cambios al modelo económico y apoyar la inversión que al tener beneficios active la economía interna y aumente el nivel de empleo incrementando la productividad de los trabajadores.

El libre mercado y la política antinflacionaria no generan condiciones rentables a la inversión productiva. En el contexto de la liberalización financiera, el libre mercado genera ganancias de corto plazo y no se encamina a configurar condiciones de crecimiento sostenido. Papadimitriou, Wray y Nersisyan 2001 nos dicen que "la mejor economía no es aquella que está abandonada a la mano invisible del mercado no restringido. Nuestra seguridad nacional e individual no debe ser dejada a la suerte de la búsqueda privada de la máxima ganancia".

El MEF debe explicar la real situación económica, y sobre todo, cambiar a su equipo técnico por su falta de experiencia en gestión pública.

Economista