Detras de la cortina

Ilusiones y transferencias

En medio de acusaciones de corrupción que van y vienen desde Brasil y alcanzan nada menos que a tres gobienos, otra polémica por el aumento del sueldo mínimo vital, y el rezago de un mensaje a la nación absolutamente aburrido, hoy el gobierno actúa basado en las ilusiones y las transferencias.

Durante estas últimas semanas, hemos sido casi bombardeados por la publicidad gubernamental destacando supuestos “logros” de este gobierno, logros escasos o casi nulos. La propaganda estatal, pagada por nosotros, nos habla de Beca 18, los Tambos, o programas o acciones por el estilo, pero con esto no se puede ocultar lo innegable: el gobierno es el principal causante del decrecimiento.

Si antes no estábamos bien, y teníamos enormes retos con crecimientos del 6, 7 y y 8%, es ilógico pensar que estamos mejor con cifras que no llegan al 3%, consecuencia de factores externos, pero principalmente del esquema del gobierno: Incluir para crecer, y no crecer para incluir, y la diferencia es obvia. Si un padre de familia quiere gastar más ingresos de los que percibe, tiene que generarlos. Gastar reservas, regalías y canon minero no servirá, ni tampoco pedir préstamos, si es que desea aumentar su consumo de forma permanente.

Lo mejor es crecer para incluir, generar inversión, gastar con criterio técnico, en un país donde no se puede perder un dólar en ineficiencia o corrupción: Pero esto en nuestro país es casi utópico.

A través de la propaganda, y algunos comunicadores talentosos, el régimen quiere proyectar una ilusión, una imagen falsa, eficiente, obviando una regla básica de administración: una mala gestión no se salva con una buena campaña de comunicación.

La otra herramienta que ha empleado el gobierno es la transferencia. Transferencias hay de todo tipo: desde financieras hasta de afectos. Con esto, uno entrega algo a alguien. Pues bien, el gobierno ha transferido las responsabilidades de los problemas a otros sectores: la oposición, la prensa, el Poder Judicial, el Ministerio Público, otros gobiernos, los medios de comunicación. Una actitud casi infantil, como infantil fue la actitud del Ministro del Ambiente en generar, como se decía en nuestros tiempos, “chongo”, bulla en la clase, tomando una foto y haciendo chacota, junto con otros ministros, por lo general circunspectos ministros, mientras el profesor, o en este caso, el presidente, hablaba. Como en el colegio, o en la universidad, sólo faltó que dijera: a ver, los de atrás…

Vaya uno a saber si fue falta de respeto, frivolidad, o un episodio generado para distraer la atención sobre la pobreza del mensaje. Un discurso que leyó el mandatario, al parecer, sólo para cumplir, y un mal mensaje, por donde se le mire.

A cada cuestionamiento que se le hace, el gobierno, el presidente, o su esposa, responden con una transferencia: el gobierno anterior, el fujimorismo, este problema tiene larga data, relativizando las responsabilidades que le hemos otorgado los ciudadanos con nuestro voto. O cuando no con cifras, documentos, o videos, impecablemente hechos y presentados, pero sin correlato con la realidad.

A la mayoría de los peruanos lo único que nos interesa en este momento - aparte de la economía y la seguridad, casi obviados por el presidente - es la transferencia del poder, que no ha sido objeto de ningún pronunciamiento por parte del régimen, y genera razonables sospechas de usos de recursos del Estado por parte del humalismo.

Emplear las ilusiones y la transferencia le sirve al gobierno para manejar la coyuntura, o supuestamente, defenderse de críticas y cuestionamientos, pero no para una gestión ni una comunicación eficaz, que debe basarse en resultados positivos. ni abona en favor de una transferencia democrática del poder, el único aspecto sobre el cual debería preocuparse, y sobre todo, ocuparse.

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