Detras de la cortina

*Historia de dos aventureros

La historia de nuestro presidente y su esposa no es como nos la cuentan. Ollanta Humala es hijo de un abogado cuasi comunista, de ideas estrafalarias, y el creador del etnocacerismo, admirador de Velasco y Hugo Chávez, por mencionar dos gobernantes de izquierda, y de facto. Caso raro, considerando que los Humala tenían haciendas y provenían de una familia acomodada, eran mestizos, “mistis”.

Criados bajo un estilo marcial, don Isaac motivó a sus hijos para que siguieran la carrera militar, con la idea que a los golpes pudieran acceder al poder.

Ollanta y Antauro se enrolaron en el ejército, y fueron simples oficiales. Ollanta Humala estudió en el Colegio Franco-Peruano, y luego en el Colegio La UnIón, para después postular a la carrera de Agronomía en la Universidad Agraria de La Molina,  posteriormente se casó con Nadine Heredia, una chica de clase media que, según nos cuentan, muy devota católica, de izquierda, y también de origen ayacuchano.  

En noviembre de 2000, alentado por su esposa, Ollanta, y su hermano Antauro organizan y realizan el “locumbazo”, donde según dicen, buscaban rebelarse contra el autoritarismo, o ya dictadura, de Alberto Fujimori. Es importante recordar que eran dos ilustres desconocidos.

Los hermanos Humala fueron capturados y liberados por una democracia débil, y propuestos para el congreso por nada menos que por Fernando Olivera. Por esos años, el actual mandatario terminaba una maestría en Ciencias Políticas en la Pontificia Universidad Católica del Perú.

Al salir de la cárcel, ambos comienzan a hacer política en calles, plazas y medios, con ideas descabelladas que ya hemos citado alguna vez y que se plasmaban en ese panfleto llamado Ollanta, y hoy denominado Antauro.

El primero de enero de 2005, los Humala se sublevan nuevamente, esa vez contra Alejandro Toledo, un gobernante nefasto para muchos, y para nosotros, pero triunfador en unas elecciones limpias. Desde Seúl, donde ya era agregado militar nombrado por el propio Toledo, Ollanta Humala no deslindó totalmente con la revuelta. Su hermano Antauro fue condenado a prisión por la muerte de cuatro policías.

El 2006, pierde las elecciones ante García, quien en 1985 había encontrado el país en una situación mala y lo había dejado en escombros después de su paso por el poder. La única razón por la que el comandante perdió fue por lo inviable de su modelo. Estatismo y autoritarismo. El actual presidente olvidó que de eso estamos hartos la mayoría de los peruanos.

El 2011 Humala gana luego que preclaros liberales como Mario Vargas Llosa y otros lo apoyaran, y que abandonara ese mamotreto llamado la Gran Transformación.

Ya en el poder, Humala cambió el uniforme por el terno, y su entorno. Al final, no sabemos qué ocurrió, pero creemos que al mandatario sólo le interesaba el poder, y que es posible que su discurso pseudo revolucionario haya sido un barniz. Como también es probable que lo sean sus ocasionales discursos a favor del estado de derecho, o la economía de mercado. Prueba de ello son sus ataques al Congreso, a los jueces y fiscales, y su mediocre manejo económico. De su paso por Corea del Sur y Francia, al parecer, no aprendió nada.

Todo parece indicar que ni al presidente ni a su esposa le interesan la ideología. Sólo  el poder, y en nombre de él harán lo que sea, y lo usarán para evadir las investigaciones.

Nadine Heredia, la presidente de facto, dejó de ser la estudiante de izquierda de la Universidad de Lima, aquella que cantaba nueva trova cubana, la que en campaña iba con jeans y zapatillas, para convertirse, a los ojos de muchos peruanos en una mujer hedonista, hipócrita y corrupta. De la lideresa de los pobres, de los descamisados, de la convencida antiimperialista que dijo ser a Zenaida Solís, no quedó nada. Y de Venezuela, como citó Hildebrandt en sus trece, sólo las prendas de Carolina Herrera.

El presidente nominal, ella, y su gobierno seguirán atacando a sus rivales, y buscando cómo evadir responsabilidades en las múltiples denuncias de corrupción, que se multiplican día a día. Para no hablar de su incompetencia.

Ollanta Humala y su esposa no son políticos de izquierda ni de derecha. Han demostrado ser, simplemente, dos aventureros con fortuna, fortuna que nace de este sistema político que nos negamos a cambiar.  

*Título tomado del estupendo libro de Umberto Jara, sobre Alejandro Toledo y Eliane Karp