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Raúl Casanto: “Si el gobierno no toma medidas drásticas va a reventar un conflicto”

Los problemas entre comunidades de la costa, sierra y selva, y empresas e industrias extractivas han generado en nuestro pais pérdidas humanas y éconómicas. En esta entrevista, Raúl Casanto, líder ashaninka habla sobre los ribetes que pueden provocar estos conflictos, agravados por la inacción o la mala acción del estado. La gravedad de sus palabras nos eximen de mayores comentarios.

A sus 60 años, Raúl Casanto Shingari lleva más de cuatro décadas velando por los derechos de las comunidades asháninkas. “Como dirigente, mi función es transmitir las necesidades de la gente que no tiene la oportunidad de hablar”, señala. Actual presidente de la Asociación Regional del Pueblo Asháninka de Ucayali (ARPAU), visitó recientemente nuestro campus para asesorar y colaborar con las investigaciones del Grupo de Investigación en Cognición, Aprendizaje y Desarrollo (G-CAD) del Departamento de Psicología de la PUCP. 

¿Cómo está organizado el pueblo asháninka en la región Ucayali?

Tenemos una población aproximada de 22 mil habitantes asháninkas que viven en 143 comunidades nativas y cada una de ellas agrupa en promedio entre 20 a 25 familias. Cada cuenca o distrito tiene organizaciones locales de segundo nivel, ya sean federaciones o asociaciones. En total hay 15 y si bien ARPAU no tiene presencia en todas, nuestra labor se concentra más en apoyar a aquellas que se ubican en la zona fronteriza con Brasil. También se da el caso que algunas de las federaciones base de ARPAU están afiliadas a otras agrupaciones regionales como la ORAU (Organización Regional Aidesep Ucayali) o la CORPIAA (Coordinadora Regional de los Pueblos Indígenas de Aidesep Atalaya), entre otras. 

Ud. ha sido miembro fundador de la Aidesep (Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana). ¿Cómo fue su proceso de formación? ¿Fue difícil ponerse de acuerdo entre comunidades indígenas?

La idea original de la Aidesep era apoyar el proceso de comercialización de las comunidades indígenas para alcanzar una economía autónoma, que nos permita manejar nuestros recursos. Pero en los últimos 15 años se ha desvirtuado el propósito inicial y se ha mercantilizado la dirigencia. En el 2005, la Aidesep manejaba un buen presupuesto para atender todos los problemas… ¿por qué no le dio la bendita gana de atenderlos? Yo cuestiono duramente a los dirigentes actuales porque en lugar de dar prioridad a estas necesidades, no sé qué han hecho con la plata. La corrupción ya entró y es una pena que haya gente que solamente piensa en ganarse un sueldo y no le interesan los demás. 

¿Se visibiliza la presencia del Estado en su comunidad o considera que hay abandono? 

Depende de los sectores. Donde yo vivo, hay abandono, mucho analfabetismo y desnutrición, mucha gente indocumentada. Los programas sociales del gobierno no llegan. Para el programa Juntos, Ucayali no está considerada como zona de extrema pobreza. ¡Cómo van a decir eso! Lamentablemente, los gobiernos de turno no le han dado importancia a las poblaciones indígenas. 

¿Cuán serio es el problema de la titulación de las tierras? 

Uno de los principales problemas que tenemos es la falta de saneamiento físico legal, sobre todo en las comunidades que están en la zona de frontera. En el año 2000 comencé a hacer esta gestión sin apoyo; ya pasaron quince años y hasta ahora seguimos esperando. El Estado ve a la Amazonía como si allá no existiera nada ni nadie. Por eso otorga concesiones de áreas forestales a las empresas petroleras, madereras o mineras que se lo pida. Es fácil estar frente a la pantalla de una computadora, ver el mapa del Perú y repartir el territorio sin constatar si efectivamente esa zona está desocupada. 

En setiembre del 2014, cuatro líderes asháninkas fueron asesinados por madereros ilegales en Alto Tamaya-Saweto. Uno de ellos, Edwin Chota, era vicepresidente de ARPAU. ¿Qué avances ha habido en las investigaciones?

Por lo que veo, no han avanzado en nada. Hasta ahora no han capturado a los verdaderos autores materiales e intelectuales del crimen. Hay indicios de que algunos están escondidos y otros trabajan de manera normal. Los que han sido capturados no son los responsables directos. Hay tantos taladores ilegales que siempre paran amenazando. Toda la bulla que hubo hace unos meses se apagó. Y mientras tanto, las viudas siguen en Pucallpa, sin asesoría legal y no tienen ni para comer. 

Meses después del crimen, Ud. mencionó en una entrevista para Newsweek que “la única manera de lograr la atención del gobierno es a través de acciones directas”. ¿Sigue creyendo lo mismo?

Mire, le voy a decir honestamente: Si el gobierno no toma medidas drásticas para dar solución a estos problemas, va a reventar un conflicto. Mis paisanos van a agarrar sus armas, se van a levantar y van a barrer a todos los que estén allí. No es una amenaza, es una realidad. Hay una indignación generalizada. Saweto no es el único caso, hay otras comunidades que están siendo amenazadas no solo por madereros ilegales sino por narcotraficantes que trabajan en la industria de la madera solo como fachada. Ojalá no suceda, pero tarde o temprano van a asesinar a un dirigente y recién se van a acordar de las comunidades. El gobierno tiene que atacar este problema de forma integral, toda la zona fronteriza está convulsionada.

 

Hace poco, las comunidades nativas de Loreto firmaron un tratado con la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM) que ha sido calificado como “acuerdo histórico” ¿Ha habido un acercamiento similar con Uds.?

Que yo sepa, no. Lamentablemente, a las organizaciones indígenas locales y regionales no se nos está tomando en cuenta. Por el caso Saweto vino una comisión de la PCM a la comunidad, se hicieron anuncios, pero todas fueron promesas. Los títulos de propiedad que les dieron a sus pobladores rebotaron porque no se habían cumplido con todos los procedimientos para hacerlos legales. 

¿Cómo es la situación económica en su localidad?

Es muy precaria, hay mucha pobreza. Yo vivo en la Comunidad Nativa de Paititi y el costo de vida allá es 300% más alto que en Ucayali. La gasolina te cuesta en Pucallpa diez soles el galón y allá está a treinta y cinco soles. El transporte solamente es aéreo y eso eleva el costo de los productos de alta necesidad. Si te vas a vivir a la frontera, un sueldo de mil soles no te alcanza para nada. Nosotros no queremos ser millonarios porque con la riqueza natural que tenemos allí ya lo somos. Solo nos faltan medios para tener lo mínimo. 

¿Está en contra de la minería o de las empresas petroleras?

Hay mucha gente que está en contra y que se encuentra influenciada por ONG conservacionistas que dicen que no quieren industria maderera ni petrolera ni minera. Si una empresa entra a trabajar, pues en buena hora. Esperamos que nos den un trabajito temporal, que cuiden el ambiente y que no contaminen. Hay que buscar un equilibrio entre la economía de mercado y la conservación de la naturaleza y la cultura de los pueblos indígenas. No puedes obligar a los pobladores a que dejen de vestir la cushma porque es importante para nosotros pero tampoco puedes dejar que se queden vegetando sin escuelas, sin DNI y que vivan en su mundo. Eso también es perjudicial.

5/6/15

http://puntoedu.pucp.edu.pe/entrevistas/entrevista-a-raul-casanto/

ASHÁNINKAS | DEPARTAMENTO DE PSICOLOGÍA | GRUPO CAD | RAÚL CASANTO

AUTOR: LUIS YÁÑEZ

FOTOS: ROBERTO ROJAS