< Detras de la cortina

El criollismo y Barrios Altos I

Caitro Soto, el maestro del cajón.

Escribo este artículo escuchando el vals “De vuelta al Barrio”, del Maestro Felipe Pinglo Alva, máximo exponente del criollismo, como especial motivación: “De nuevo a retornar, al barrio que dejé, la guardia vieja son los muchachos de ayer…” y lo que ayer cantaban mis abuelos y padres lo puedo compartir como testimonio, y evocar las jaranas de callejón de rompe y raja, que tuve la suerte de presenciar.

Ser limeño mazamorrero, nacido en la Maternidad de Lima, y vecino de la Finca de la Confianza en Barrios Altos, a la altura de la cuadra 9 del jirón Puno, me permite contarles algo de esa Lima antigua. Me acuerdo del cajón de mi Tío Carlos “Caitro” Soto de La Colina, cantando y tocando en la Misa Criolla el vals “Quizás” de Chabuca Granda, “quizás, quizás un día así, como una luz de Dios, brotó el amor…”cuando era acólito en la capilla de San Antonio, la cual que tiene de 115 años de antigüedad, y guarda en su interior esos lindos episodios.

Tiempo después, conocí la última casa donde vivió Don Pablo Casas Padilla- gran compositor barrioaltino- en la cuadra 7 del Jirón Puno (Santa Catalina), que a su muerte fue transformada en un Centro Musical que llevó su nombre.

Casas continuó el legado dejado por Pinglo, lo que fue mencionado y publicado en la famosa Revista Cascabel de esa época. Por eso destaco en esta oportunidad a Casas, compositor del barrio y autor de lindos valses como “Dos contra el Mundo”, “Anita” o Guitarra, “yo que te llevo conmigo, dentro lo más profundo, te digo con mucho con mucho mundo, lo que vales para mi…”  

También Vida, que está escrito en su epitafio: “Sin presentir la horas del vanas del ayer, se suscitaron agravios viles por doquier, vida enseñante verdugo que amplias tu infamia, a quien no te da razón aplicas tu maldad; “Olga”, o “Juanita”: “Juanita se llamaba, mi amor mi idolatría, la única alegría, que reinaba en mi vivir, la muerte igual que siempre, ceñida en su anhelos, se llevó mi consuelo, mi amor, mi corazón…” y otras composiciones como Desengaño, Mal proceder, Natalia, Teresita, Ternura, Disputada Mujer, Tiempos Pasados, Digna, Óptimo, etc.

Para terminar este relato, entre los maestros y bardos criollos que aprecié en un concurrido “Centro Musical Pablo Casas”, en los 70 y 80, figuran Fernando Loli Huambachano, el recordado “Faraón del Criollismo” guitarrista y compositor, conocido por interpretar los valses ‘Rosa Te’ y ‘Ansias’, y también por batir el Récord Guiness de permanencia tocando la guitarra durante 76 horas y 45 minutos ininterrumpidamente, además de la infaltable guitarra del Diablo Chávez.

Asimismo a sus hijos Yoshio en la guitarra, Hiroshi en el cajón, Jesús Atanasio, su sobrino, y su canto los que motivaron a los adolescentes de esas épocas como yo, a sentir la música criolla. Primero a través de las ventanas altas y grandes de aquel local, y luego en el propio centro musical por la invitación de estas personas. Hechos que permitieron crear en nuestros corazones sentimientos de cariño hacia esa música. Pero de eso hablaremos en la próxima edición.

*Abogado