Detras de la cortina

El fin de la dictadura no es el comienzo de una democracia


Habiendo transcurrido algunas semanas desde que el coronel Muamar Gaddafi fue asesinado, muchos hablan, ingenuamente, de una primavera árabe, olvidándose que los sistemas políticos y modelos económicos, no son, pues, plantillas. Pretender el establecimiento de una democracia en Libia es tan ridículo como implantar un sultanato en Washington, máxime si Libia es un país de clanes y sin tradiciones democráticas. En el caso de Gaddafi, su caída llega muchos años después de lo esperado, cuando ya era un aliado de Occidente (Francia, Estados Unidos e Italia, principalmente), con los cuales hacía negocios petroleros. El "nuevo" régimen, conformado por ex gadafistas ya tomó algunas medidas que significarían, entre otras cosas, una disminución de los derechos de la mujer. El fin de una dictadura, no significa, pues, el comienzo de una democracia real (y no de una formal como la que tenemos en nuestros lares).