< Detras de la cortina

Lima, el lugar donde vivo

Desde hace un tiempo, cada vez me es más difícil llamar ciudad a Lima. Lima, la capital del Perú o Lima, el lugar donde vivo, se acomoda más a lo que Lima representa actualmente para mí. 

Una ciudad no puede desarrollarse o transformarse exclusivamente o principalmente por uno o dos grupos de interés, sino que necesita de una visión compartida con otros grupos de interés, de lo que queremos para este lugar donde vivimos. 

Hace mucho que, los grupos de interés representados por las empresas de transporte público y por las empresas constructoras e industriales, transforman Lima aceleradamente, sin que las autoridades municipales (alcaldes y regidores) contrapongan esos intereses a los de numerosos grupos que también viven en Lima ¿Por qué no se consideró un sistema de tranvías a lo largo de la Av. Grau o de la Vía Expresa? 

Allí donde estuvo el club aéreo de Collique, se desarrolla un proyecto habitacional, ¿por qué no fue destinado a otro uso? ¿Se discutió qué otras necesidades existían en ese distrito? En el lugar que actualmente ocupa el cuartel general del ejército, como ocurrió con otros terrenos a cargo del Ministerio de Defensa (como el cuartel San Martín) ¿la disyuntiva solo estará entre un proyecto habitacional o un centro comercial (o centro de convenciones)? y para facilitar el acceso a dicha área, ¿se construirá un paradero nuevo en la Panamericana Sur o se autorizará a alguna línea de transporte público que discurra por las calles adyacentes? En este caso, ¿se considerarán otros usos propuestos por el Ministerio de Defensa o por los residentes del distrito? 

¿Se continuará con el proyecto de separar una parte del terreno del Parque Sinchi Roca para que los buses del Metropolitano tengan un área de parqueo? ¿Se considerará el interés de quienes acuden regularmente a dicho parque? 

Aun cuando este año fue declarado Año de la Inversión para el Desarrollo Rural y la Seguridad Alimentaria, ¿se seguirá prefiriendo cambiar la zonificación de los distritos de Lurín y Pachacamac para acoger más industrias, ávidas de terreno y de agua para sus actividades industriales? Esos distritos, como todavía algunas zonas en Carabayllo o aledañas a la carretera central, constituyen los últimos espacios donde precisamente se puede desarrollar o mantener la agricultura local que siga abasteciendo a Lima con productos alimenticios, dentro de esta idea de “desarrollo rural y seguridad alimentaria”. 

Hay quienes dicen que, si para agricultores de dichos distritos les es más rentable vender sus terrenos para uso industrial o para construcción inmobiliaria que seguir cultivándolos, pues deberíamos dejar que el libre mercado determine su mejor uso y precio. Si fuera así, la agro exportación de la costa difícilmente se hubiera extendido tan exitosamente, sino fuera más bien por un conjunto de incentivos nacionales: los acuerdos comerciales (llamados TLC), además de otras normas en materia laboral. Si incentivos apropiados para el sector agrario local, en distritos como Lurín y Pachacamac o en otros distritos como Carabayllo, fueran aprobados, tendríamos zonas rurales productivas igual de prósperas como en Ica o Lambayeque. Esos intereses (agrarios), también son relevantes en Lima, y deberían ser considerados seriamente por las autoridades municipales, pues forman parte de esa idea de ciudad que un amplio sector de ciudadanos quisiéramos poner en práctica.