Detras de la cortina

Salud es bienestar

La salud física y mental son indispensables para nuestro desarrollo. Sin ella no podemos trabajar bien, y entonces producimos menos o con menor calidad, y no logramos desplegar todas nuestras potencialidades.

La salud es pues uno de los componentes destacados del Índice de Desarrollo Humano, al igual que el nivel de ingresos. Y en este aspecto crucial, todavía nos falta mejorar, tanto a nivel nacional como regional.

La ciencia médica se ocupa, como es lógico, de mejorar nuestras expectativas de vida, pero al Estado le compete generar las condiciones mínimas para acceder a un estándar mínimo de salud, especialmente si consideramos que es un derecho constitucional. 
Sin embargo, a pesar de estos años de crecimiento y del rol crucial que tiene en el desarrollo de un país, debería preocuparnos que en el Perú, la tuberculosis se haya hecho más resistente, que el cáncer de cuello uterino tenga una incidencia alta, que el dengue y el Mal de Chagas reaparezcan y que el SIDA se siga propagando, especialmente en los sectores más pobres de la población, o que el Ministerio de Salud tenga que velar por los hospitales (olvidando las postas médicas y policlínicos) o desviar su atención en aspectos logísticos o salariales, descuidando aspectos tan vitales como el acceso masivo a los medicamentos genéricos, la difusión de la salud preventiva (y de la atención primaria) o la investigación científica, entre otros asuntos del sector.
Todos estos puntos deberían ser parte de una agenda del gobierno (y de los candidatos a la presidencia), para que la calidad de vida de los peruanos mejore ostensiblemente.
A todo esto debemos agregar que iniciativas como el Seguro Integral de Salud (SIS) y el seguro para trabajadores independientes son loables, pero al igual que cualquier medida necesita recursos, personal administrativo y técnico suficiente, así como autonomía en su gestión.
Cuando se logren delinear estos aspectos y se ejecuten las medidas esbozadas, la salud será no solo la ausencia de enfermedades, como la define la Organización Mundial de la Salud, y como lo recuerda nuestro invitado, el ex ministro de Salud, Uriel García Cáceres, sino también un auténtico estado de bienestar, coincidiendo con la prosperidad económica.