Detras de la cortina

La democracia formal y la realmente existente

Es común oír a los líderes políticos hablar de democracia, y de la necesidad de fortalecerla. Todos somos democráticos en teoría, y defendemos la democracia, pero al mismo tiempo no la practicamos.

La democracia en nuestro país se ha confundido con las elecciones, es decir, el acto procesal, como nos lo manifestó José Luis Sardón, pero pocas veces se le ha dado un significado amplio.
Para que la democracia sea real tienen que participar todos, o cuando menos la mayoría, y por supuesto tienen que estar representados. En realidad, carecemos de una democracia, y agregaríamos la palabra eficaz.
Las cifras no mienten: la mayoría de los gobiernos de este país no han sido democráticos. Han sido autocráticos, dictatoriales, cívico-militares, y sólo hemos tenido muy pocos gobiernos con manifestaciones democráticas, como las elecciones y algunas libertades económicas o políticas, como la libertad de expresión, de empresa o de asociación.
A lo largo de su cinematográfica historia, el Perú no ha logrado consolidar una Democracia. Se habla de ella, de inclusión, pero no se practica. Nuestros líderes son los mismos, a los cuales, ciertamente, responsabilizamos de nuestros males.
Pero la democracia no sólo está ausente en la política. Tampoco hay democracia “de base”: sindicatos, gremios profesionales, organizaciones de desarrollo y ayuda social (llamadas ONG), federaciones deportivas, instituciones civiles sin fines de lucro, y probablemente en nuestros hogares, en muchas de estas instituciones los dirigentes suelen elegirse mediante asambleas de delegados, sin voto universal y secreto. Priman los intereses de unos cuantos por mantener su poder y no dar cuenta a nadie.
La democracia es una cultura, un estilo de vida. Las autocracias, tiranías y dictaduras que hemos vivido en el país no son causa, sino consecuencia de este estado de cosas, y justamente, nuestro entrevistado Héctor Vargas Haya subraya, al conmemorarse un año más de nuestra independencia, la necesidad de moldearla y fortalecerla.
¿Esperaremos 200 años más para hacerlo?
En este mes también queremos compartir con nuestros lectores el primer aniversario de “Detrás de la Cortina”, algo por lo que deseamos dar las gracias a los colaboradores, columnistas y lectores.
Un año en el que seguramente hemos tenido algunos aciertos y algunos errores, pero siempre imbuidos con el ánimo y el compromiso de ser auténticos y cada vez mejores.