< Detras de la cortina

¿Crecimiento económico: qué lo afecta?

El economista advierte que el estancamiento económico y una inflación puede ocasionar una estanflación, con su implicancia en la caída de la producción y de empleo.

El principal objetivo de la política económica es hacer crecer la economía; aumentar el crecimiento del producto bruto interno (PBI) entre 4.5% al 5% lo que no ocurrirá por la corrupción y la grave inestabilidad política que genera expectativas de desconfianza en la mediana y pequeña inversión.

La estabilidad política del país se ve desafiada por la inestabilidad política, el crimen organizado, tráfico de drogas, y por el predominio de todo tipo de delincuencia. La corrupción es nociva para el crecimiento económico porque desalienta la inversión, al dañar la predictibilidad del sistema jurídico, y hace más riesgosos y menos productivos los emprendimientos.

Adam Smith afirmó que “el Estado debe proteger a los miembros de la sociedad de la injusticia”, y concluía, que la riqueza de un país depende de un esquema jurídico eficaz para todos. El economista escocés sostiene, que el ejercicio y la financiación de la justicia es una responsabilidad, ya que se relaciona con las disputas sobre los derechos de propiedad y las relaciones económicas. Por tanto, el Estado, tiene por objetivo velar por la seguridad de las propiedades. En el Perú, existe impunidad judicial. El sistema de justicia es un obstáculo para la competitividad, por ser corrupto e inseguro.

Sobre el mismo tema, Michael Porter, el gurú de la competitividad, afirmó en una recordad Conferencia Anual de Ejecutivos (CADE), un lejano 2008 que “la corrupción es una de las deficiencias graves que limitan el desarrollo, y sostuvo que los éxitos pueden irse al demonio si no limpiamos el sistema judicial. Resaltó, además, que se debe alcanzar un Estado de derecho, que incluya, por supuesto, un sistema judicial efectivo sin corrupción), así como instituciones políticas sólidas, que promuevan estabilidad política y un gobierno efectivo. Han pasado 14 largos años, y la situación es igual. O peor.  

Estamos en la obligación de combatir todo tipo de corrupción, que es –nunca mejor dicho, a propósito de la pandemia- endémica- genera desconfianza en los inversionistas, y caos social.

Sin embargo, tenemos un Estado predatorio y una burocracia paquidérmica compleja y trámites inmanejables que traban la inversión. El Estado no funciona, y cuando se trata de crear las condiciones para generar riqueza, abdica de sus funciones; cuando se relaciona con la inversión privada, muchas veces lo hace para trabarla. Los burócratas usan su autoridad para maximizar sus beneficios. No se ve un liderazgo, ni un norte ni el gobierno ni mucho menos en la administración pública.

El PBI de 2021 de 2.5% y de 2022 2.9% proyectado son bajos. Una tasa de crecimiento económico anual de entre 2% y 3% se considera como estancamiento, y se caracteriza por alto desempleo.  La inversión privada crecerá 0% y esta es la que dinamiza la economía, pues incrementa los niveles de empleo e impulsa el consumo. Su desempeño impacta el bienestar de la sociedad. 

La inversión pública es muy baja y para crecer hay que invertir con una gestión pública aceptable, lo que no se observa en las cifras del nuevo Sistema Nacional de Programación Multianual y Gestión de Inversiones Invierte.pe para la ejecución de proyectos.

El estancamiento económico más una inflación nos pueden conducir a la posibilidad que se genere un proceso de estanflación, con su implicancia en la caída de la producción y de empleo.

Por lo tanto, se requiere- como se ha dicho hasta la saciedad- un estado que promueva inversión privada, que realice inversión pública, que regule eficazmente el mercado, y que cumpla con garantizar educación, salud, justicia y seguridad a todos los peruanos. ¿Con estas políticas nos aceptarán como miembros de la OCDE?

*Economista