Detras de la cortina

#Quedate sin plata

Transcurridos más de 40 días -en teoría- de una efectiva y rigurosa cuarentena, es evidente que esta no ha dado los resultados esperados.

Sin embargo, pese a esto, el gobierno sigue culpando a los irresponsables, como si esta fuera la razón principal de la ineficacia de la medida. Por supuesto que siempre habrá personas que no respetan la norma, pero responsabilizar a ese grupo por las muertes ocurridas hasta hoy, denota no solo un simplismo, sino un acto de arbitrariedad.

En realidad, como se sabe, la causa fundamental ha sido no cerrar las fronteras externas ni internas a tiempo, la falta de pruebas, de camas, de especialistas, frente a lo cual el Estado (incluido este gobierno) no ha hecho absolutamente nada. Solo en el caso de las pruebas se ha optado por las más caras, algo por lo cual el régimen tendría que hacer, por lo menos, un mea culpa.

El gobierno de facto tendría que aclarar además, en auténticas ruedas de prensa, la veracidad de sus cifras, que cada día son menos creíbles, mientras el presidente desarrolla casi soliloquios, transmitidos además, en cadena, como en la época de la dictadura militar.

Lo que habla de reactivación económica camina a paso de tortuga. No parece haber un entendimiento que una de las condiciones de una buena salud es una buena alimentación, y eso se produce cuando la persona genera ingresos y puede trabajar. Aquí y en la China. Y no todo se puede hacer en línea.

A lo largo de este período, los peruanos hemos estado sometidos a un retintín intolerable -con el apoyo invalorable del grueso de la prensa- a modo de letanía con un único mensaje: #quedateencasa, además de escuchar a exministros que han fracasado en su gestión, y que curiosamente, al parecer, se les considera líderes de opinión. En ese contexto, las voces disidentes son muy pocas. Encima, aparecen encuestas sobre altos índices de aprobación presidencial en medio de la peor fase de la crisis (¿?). 

Los ciudadanos con gusto se quedarían en nuestra casa si todos tuvieran los recursos y la capacidad, y las medidas dieran el resultado esperado - que aplanen de verdad la curva, no el nivel de vida de los peruanos - pero existen miles de compatriotas que no pueden darse ese lujo. Si el año próximo ocurre otra pandemia ¿Nos vamos a esconder todos bajo la cama?

Por último, en el colmo del cinismo, y demostrando su catadura moral, juega en pared con la AFP, e hizo lo imposible por impedir que los fondos llegaran a sus verdaderos propietarios: los afiliados. Y ahora anuncia que elaborará un proyecto integral de reforma del sistema pensionario.

¿Alguien puede creer, que el grueso de los aportantes va a retirar ese dinero para irse de rumba? Esta es una situación excepcional, que reclama una medida también extraordinaria para paliar el efecto de una crisis - como se hace cada vez más evidente - muy mal manejada por el gobierno. 

Es urgente pues, que alguien, los gremios, las organizaciones empresariales y sociales planteen medidas más creativas (y que el gobierno las escuche) como que se vaya a trabajar con protección, disminuir el aforo de establecimientos, emplear bicicletas, que los empleadores inviertan en kits de muestra o, mientras lo financian, algún tipo de evaluación rápida (como la toma de temperatura). Ya trabajando, lavado de manos las veces que sea necesario (debe haber estaciones de limpieza en cada centro de labores).

Que alguien le susurre, le sople, le diga, al gobierno - que una vez más ha demostrado incapacidad supina - alguna medida imaginativa. Como decía Bretón: Ya es hora de darle a la imaginación el lugar que merece.

En este panorama, el nuevo protocolo de tratamiento es una de las pocas buenas noticias que tenemos que comentar, por lo cual felicitamos a quienes lo han elaborado.

Pero desgraciadamente, al igual que #unasolafuerza, la estruendosa, repetitiva, monocorde y dilatada campaña  #quedateencasa ha tenido una efectividad muy cuestionable. En muchos casos se ha vuelto #quedatesinplata, o lo que es peor #quedatesinnada. ¿Hasta cuándo?